Acá no me voy a referir a lo obvio. Criticar a alias el Padre Linero por sus taras en Blu Radio es demasiado fácil. ¿Qué otra cosa podríamos esperar de un tipo capaz de crear un pasquín tan infecto, misógino y fascista como El man está vivo? Tampoco voy a hablar de Felipe Zuleta, representante de la más rancia y putrefacta de las oligarquías ni de todos los hombres uribistas que ahora se rasga las vestiduras y apelan a su imbecilidad para decir atrocidades como que una mujer, por gusto, va a ir a un centro comercial con una barriga de 24 semanas y ahí aprovechará para hacerse un aborto y, de paso, tener un orgasmo. No, voy por los machiprogres.
Soy tan viejo que mi red social es Facebook así que mi percepción de lo que pasa en la realidad no es absoluta ni mucho menos actual, es la de un hombre avejentado y gordo que, a falta de balcón en su minúsculo apartamento, ve la vida a través de esa mierda que creó Zuckenberg para hacerse rico y violar cualquier tipo de privacidad. Y lo que veo es a un poco de machiprogres explicándole a las mujeres los logros de la ley que despenaliza el aborto. Entre los entusiastas encuentro por ejemplo a un profesor que en sus clases apuntaba contra las mujeres acusándolas de frívolas porque se gastaban 100 mil pesos en maquillaje y no compraban un libro de Schopenhauer, explicarle a los tres gatos que tiene en su red social lo mucho que Él y sólo Él, ha dado por hacer de este lugar un antro menos pior. Desde sus púlpitos quieren explicarle a las mujeres que llevan 500 días en la calle presionando para que ocurriera el milagro de que en el país del Sagrado Corazón de Jesús las mujeres pudieran tener el derecho de elegir si querían traer un niño a este mundo cruel o no.
¿Por qué sencillamente no nos callamos? Tengo un amigo de toda la vida, muy progre él, muy comunista y de vanguardia, que no pierde oportunidad para explicar largo y tendido lo mucho que sabe sobre la lucha de las mujeres y cualquier tipo de minorías. Por cierto, tiene demandas por alimentos y alguna de sus novias lo acusó un día de tirarla de un carro en movimiento. Él aprovechó el momento para, nada más y nada menos, que recordar que también hay que pensar en los trans, porque esta gente no para de emprender luchas. Su vida es eso, activismo anquilosado en Facebook, activismo que da tres likes, sin incidencia alguna, pero que basta para aplacar a los demonios de su consciencia. Los trans no tienen útero. También deberían callarse. Esa es una lucha que yo no entiendo. No son mujeres, no son hombres. Uno no puede dar todas las luchas.
No voy a decir lo que pienso del aborto. No merezco ni siquiera celebrarlo. He sido un maldito machista toda la vida, criado en sus saberes, soy de los que creía que una mujer no quería ser escuchada en una cita sino que debería recibir una cátedra de todos mis conocimientos, de todos mis saberes, de todos mis logros. Hasta los 20 años supe que las mujeres tenían orgasmos. No merezco celebrar nada. Mi única opinión al fallo histórico es este trino que no escribí yo y en la cual me apego como si fuera la verdad revelada. Revuélquense en su bilis, machiprogres de mierda.
En serio, al menos por hoy, callen su puta matraca, machos. No abran la jeta ni para explicar ni para nada. Ni siquiera para apoyar. Por una hora. Por favor. Por piedad.
— Carolina Sanín (@SaninPazC) February 22, 2022