Si Bogotá quiere atraer más turistas y tener más recreación para los bogotanos, una buena opción sería hacer uso de la bella e histórica Plaza de Toros La Santamaría, que ahora se mantiene cerrada y tristemente silenciosa.
Ya que hacemos tours en bicicleta y pasamos por la plaza casi todos los días, observamos que aparte de las polémicas corridas de toros que son unos pocos domingos —y que más bien dañan la imagen de una ciudad moderna y progresista—, la plaza casi no tiene otros eventos: ni conciertos, ni festivales culturales, ni actividades deportivas, como es lo normal en plazas de toros de otras ciudades.
Nosotros solíamos recorrer la plaza con turistas nacionales y extranjeros, por lo cual dejaban una propina al vigilante, pero ahora ni siquiera permiten esa actividad.
Se dice que a los vecinos en Las Torres del Parque no les gusta el ruido de eventos en la plaza, aunque este escenario se podría usar para actividades suaves como teatro o conciertos de jazz en las tardes. Y, de todas maneras, es sentido común que si uno decide vivir al lado de un estadio acepta que van a haber actividades allí.
La situación es absurda, en particular porque hace poco renovaron la plaza a un costo millonario, y pagan administración, vigilancia y limpieza por un edificio que no se usa.
Ojalá los líderes de Bogotá encuentren la iniciativa y imaginación para convertir este icono de la arquitectura bogotana en un lugar lleno de cultura y entretenimiento.