Hoy, fecha de miércoles 19 marzo, hacia las 11 de la mañana, cuando buscaba lo que no se me ha perdido por las calles del centro de Popayán, al llegar exactamente a la Torre del Reloj, un camión hizo su aparición y de él comenzaron a descender no se cuántos soldados del Ejército Nacional armados hasta los dientes, cada soldado con un fusil y sus pertrechos, traían consigo también una ametralladora con sus cintas de proyectiles de largo alcance y su trípode. Eso fue lo que alcancé a observar durante esos instantes de asombro en los que uno sabe de antemano que la realidad supera toda ficción y el mundo se nos hace extraño e incomprensible bajo la lógica de la razón pura.
Entonces, y a pesar del estupor que me sobrecogía, atiné a sacar el celular y disparar una foto sobre la escena. Es una lástima que el aparato que tengo para hacer llamadas y mantenerme en el ciberespacio no tenga una buena cámara. Andaba desprovisto de mi cámara fotográfica…
Me molesta fungir de preceptor de las buenas costumbres estatales o del moralista que escribe o cuenta algo para evidenciar alguna moraleja en la mente del ingenuo lector. Así que las siguientes palabras no podrán tomarse en cualquiera de esas dos direcciones, además no son palabras que afirmen algo, formulan una pregunta: ¿Por qué no sacar a las calles brigadas de salud y educación, en lugar del Ejército Colombiano dispuesto a disparar no sabemos bien contra quién?