Sergio Fajardo fue el candidato presidencial de la Coalición de la esperanza, tras la una consulta interna en la que participó también Jorge Enrique Robledo y que en las elecciones en la que triunfó Gustavo Petro surgió como una opción de centro izquierda prometedora pero terminó desdibujada. No fue fácil resolver conflictos internos en lso que Ingrid Betancur y Alejandro Gaviria terminaron siendo disociadores y los hermanos Galan con su partido Nuevo Liberalismo hicieron rancho aparte. Ahora se juntan Robledo y Fajardo en Dignidad & Compromiso con sus movimientos para armar la casa grande de los demócratas según lo planteado en el congreso de unidad el sábado pasado en Bogotá.
Llevan varios meses en este camino que finalmente toma forma con tareas comunes compartiendo nuestros puntos de acuerdo y respetando nuestras diferencias. Dos fuerzas donde se han integrado, respetado y complementado, los años y la juventud, como puede verse en los co-presidentes Juan Manuel Ospina y Sara Moreno.
Aunque participarán en las elecciones de octubre buscan que el proyecto sea de largo aliento: reformas realistas y viables, sin retorica ni promesas irrealizables y una lucha frontal contra la corrupción, en todas sus expresiones, algo que el gobierno de Petro ha hecho a un lado por su pragmatismo que lo ha llevado a sacrificar este propósito de campaña para lograr fuerza legislativa con la vieja política.
Las forma de hacer las cosas para Robledo y Fajardo cuentan y mucho. “Los principios, las convicciones, las ideas, el propósito. (…) Es un compromiso con los ciudadanos – con sus problemas y aspiraciones –, para trabajar hombro a hombro con ellos, un día sí y otro también, desde las regiones y con las comunidades y grupos de interés que las habitan – empresariales, laborales, de la cultura, de ambientalistas, de jóvenes y mujeres, de comunidades negras, indígenas y raizales, de LGBTI -, en una tarea que se nutre y realiza al impulso desde nuestras regiones, con su energía, iniciativas y condiciones propias. Nuestra invitación es a todos los que sueñan y reclaman otro país; nuestras puertas están abiertas”.
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Se plantean como una alternativa con propuesta de reformas contraria a la de Petro, “sin radicalismos populistas y mesiánicos y sin una polarización cargada de emocionalidad y escasa de análisis, centrada mejor en propuestas viables, no quiméricas”.
Quieren consolidar una tercera posición propositiva y responsable, radical en sus propósitos y propuestas, alejada de la polarización de Petro y Uribe.
Le apuestan a las reformas pero realistas, construyendo sobre lo construido, como diría Antanas Mockus, “sin ánimo de ángel vengador o de profeta con un discurso pronunciado desde las alturas del Monte Sinaí, para señalarle al pueblo escogido, el camino al paraíso”. (…)
“Nuestro propósito y tarea, es desde ya conquistar el futuro, lejos de odios y sectarismos, de trapisondas, con las manos sobre la mesa y corazón y mente abiertas al cambio, a ese futuro donde, entre todos, no unos cuantos iluminados, construiremos la Colombia que reclamamos y a la cual tenemos derecho. El nuestro no es un partido de politiqueros, es de ciudadanos, con ciudadanos y para los ciudadanos, parodiando al gran Abraham Lincoln. Nos convertiremos en la Casa Grande de los demócratas de diferentes orígenes, políticamente independientes”.
El partido arrancó como fuerza política en un Congreso de unidad del Partido Dignidad liderado por Robledo y el movimiento Compromiso Ciudadano por Sergio Fajardo, con representación en las distintas regiones del país, donde habrán estructuras unitarias locales.