El maestro Luigi Ferrajoli en sus estudios sobre los Derechos Fundamentales, ha reconocido –con bastante acierto– que la Paz está en el respeto por las minorías, por la opinión divergente “la ley del más débil”. Esto: que en teoría suena tan fácil, tan lugar común; ha sido la gran quimera de esta –por decir menos– infortunada campaña electoral.
Sin que con esto me vayan a acusar de favorecer el regreso de la oscura vorágine del terror –No demorarán en decir los seudodemócratas que apoyo indirectamente a puppet Zuluaga– debo reprochar la conducta de los autodenominados "Defensores de la Paz" –o del puesto– lo cuales han arreciado en su arsenal de críticas, con quienes en: una "sociedad abierta y democrática" nos hemos atrevido a afirmar que es válido no legitimar –con la sabia formula de Clístenes de Atenas– dos gobiernos que –en lo fundamental– reproducen el mismo modelo de "explotación democrática".
Cómo en la magnífica fábula de Aesopus: El lobo se puso piel de oveja para camuflarse entre las Fuerzas de Izquierda y pasar como tolerante ante las ideas de los demás; con un discurso de inclusión alabó a una Izquierda que denominó "moderna y democrática" y con frio cálculo electoral, pensó que ante el temor del regreso del Innombrable, el único partido de oposición iba a postrar sus rodillas. ¡No! por el contrario, sus militantes: como el Representante Navas Talero –consciente de las calidades intelectuales de sus electores– propusieron dejar en libertar al electorado, para que bajo un proceso de reflexión personal decidieran su voto –no subsumiendo al elector en la calidad de borrego–, pero eso sí: se dejó claro que ese partido de Izquierda apoyaba el proceso de Paz negociada, más no por ello la reelección.
En cualquier país avanzado, esta posición de congruencia con la ideología partidista y con las esperanzas populares depositadas en las urnas, sería motivo de admiración y respeto. Pero en Colombia, ¡No! Aquí no se han ahorrado calificativos: ¡Sectarios! ¡Radicales! ¡Fundamentalistas! etc... Todo tipo de vilipendios y acusaciones han caído contra quienes no nos queremos prestar al Juego de los clones “Jack Johnson y John Jackson”. Pero como el espejo de una piel de zapa, que se encoge con cada nuevo dardo, nos damos cuenta más y más, que el Senador Jorge Enrique Robledo, tiene razón en su posición: Si así nos tratan en campaña cuando nos necesitan, ¿Cómo nos tratarán cuando ya nos hayan usado? Y a esta duda metódica surge una más trascendental: ¿Qué Paz profesan quienes atacan el voto en blanco? ¿La Paz de Unanimismo? ¿La Paz de lo que yo diga o de lo que yo crea?
Considero que todos conocemos la respuesta... De la exclusión y de la univocidad no se va a construir Paz; es en el debate de las ideas, el respeto y no la mera tolerancia forma e impostada al pensamiento del otro: donde hallará por fin Colombia la tan anhelada Paz, que no se saca de una suerte en un sombrero, sino que se construye con actos de Paz permanentes y concertados.
Twitter: @Dr_DorianGray