La marcha fue convocada para las cuatro de la tarde: los jóvenes llegaron a las tres y los adultos, a las cinco. Los muchachos, la mayoría estudiantes, desbordaban entusiasmo, pero también se reflejaba en sus caras la rabia, la frustración y el desespero. El ánimo fue creciendo a medida que pasaba el tiempo y llegaban más de ellos. Por toda la plaza se veían pintando sus pancartas y sus carteles, y gritando sus consignas.
Ahora bien, es claro que en Medellín no existe o por lo menos no hizo presencia el comité de paro. Los cinco o seis miembros de la Cut y Fecode presentes en la plaza no tenían idea de qué hacer, no sabían cómo organizar la marcha y no tenían propuestas organizativas para esa masa de muchachos furiosos. Además, la mayoría de partidos políticos no estaban presentes, solo había cuatro militantes del Partido Farc, que recorrían el sector con sus banderas.
Igualmente, los pacifistas, los que enarbolan las banderas de la no violencia y creen que basta con lanzar unas consignas y llamar a la multitud a no enfrentar la policía ni hacer actos violentos, brillaron por su ausencia. No estaban ahí haciendo propuestas organizativas que le pusieran orden a toda esa rabia acumulada. Así pues, no había nadie al frente de la organización de la marcha.
A las cinco y media, los de la Cut no se hallaban, entonces un muchacho de unos 22 años tomó el megáfono, dio tres o cuatros ideas para marchar y evitar la provocación, e invitó a tomarse la calle. Una masa amorfa se tomó la avenida San Juan y rápidamente los anarquistas pusieron una pancarta al frente de la marcha e impusieron el ritmo y la actitud.
Al llegar al Parque San Antonio, la marcha se encontró con una vallas que el municipio había colocado para evitar que pasara frente al comando de la policía. Sin embargo, como al frente iban los anarquistas, estos levantaron las rejas y los ánimos comenzaron a exaltarse. Al arribar ahí los marchantes disminuyeron el paso y se presentaron algunos brotes de violencia. Incluso, alguien lanzó una bomba molotov contra las ventanas del lugar.
Ante la falta de propuestas organizativas, las ideas anarquistas encuentran un campo abonado. Al frente del comando, un grupo de policías vestidos de civil trataban de aparentar que eran ciudadanos que defendían a la institución policial. Era sin dudas un acto de provocación, que no pasó a mayores porque los marchantes siguieron su recorrido y la agresión contra el comando no tuvo mayor importancia. Desde adentro controlaron el fuego de la ventana y las escaramuzas no pasaron a mayores.
La manifestación siguió su camino y cuando ya todo estaba controlado aparecieron dos tanquetas del Esmad. Y como están estrenando unos cañones lanzabombas, agredieron a los marchantes y disolvieron todo. Su actitud ya no tenía ningún sentido, la marcha iba rumbo al Parque de los Deseos y a esa hora son muy pocos los problemas de transporte en el sector. Aun así, la policía necesitaba demostrar que en las ciudades las autoridades civiles no tienen ningún poder y que la policía hace lo que se le da la gana.
Ante la arremetida policial, los muchachos respondieron con más actos de violencia, pero el problema fundamental fue la ausencia del comité de paro. Si las organizaciones sociales y políticas no elaboran propuestas organizativas serias y coherentes, cada movilización terminará en lo mismo. En el mismo sentido, si los concejales, los diputados y los líderes no se ponen al frente, seguiremos asistiendo a un enfrentamiento estéril entre policías y muchachos.
Posdata. En los partidos “alternativos” se repite el actuar de la derecha, cuando estamos en elecciones todos los candidatos se ven en la calle, saludando y prometiendo, pero a la hora de la marcha brillan por su ausencia. El 21S en Medellín no se les vio por ninguna parte.