Si había un muchachito en el que todos los aficionados del futbol tuviesen puesta su fe, era en el único hijo del gran Faustino Asprilla, Santiago Asprilla. El joven nació en 1993 del matrimonio que su padre tuvo con Catalina Cortés Lopera y buena parte de su infancia la vivió detrás de los sueños de su padre, viajando de aquí para allá, hasta que su madre, quien ganó la custodia después del divorcio, se lo llevó a vivir a EEUU.
Allí inició su idea de jugar al futbol como su papá, pero con un perfil bajo y sin llamar tanto la atención. Y es que si algo tenía claro Santiago, era que quería jugar al balompié. Sus recuerdos de haber estado en estadio el dia que Faustino fue campeón con el Parma no lo dejaban mirar para otro lado.
Con 18 años se presentó entonces en el Charlotte Football Club, después de haber tenido competencia en otros equipos juveniles y empezó a llamar la atención de varios ojeadores. Igualmente, también estudiaba medicina en la Universidad Lenoyr-Rhyne, y aunque muchos juraban que iba a ser como su padre, él siempre vio con malos ojos dicha comparación "Yo no soy como mi papá, tal vez en la velocidad sí" decía a quienes se daban cuenta de su parentesco con el Tino.
Así pasó el tiempo y Santiago nunca explotó internacionalmente, aunque sus números no eran nada malos gracias a la garra goleadora que sí le sacó a su papá. Nadie sabe por qué no dio el salto de calidad, y hoy, sigue jugando en el Charlotte y tiene su vida realizada en EEUU donde vive con su hija, Juanita, y su esposa. Muy rara vez se le ve subiendo fotos con Faustino pero siempre tiene contacto con él, incluso a veces lo visita y van a ver jugar a Nacional, equipo del que es hincha.