Andrés Escobar no se parecía en nada a sus compañeros del nacional. No había nacido en una comuna, sino en el barrio Laureles, uno de los más tradicionales de Medellín. Andrés estaba enamorado, desde el año 1988 de Pamela Cascardo, una odontóloga joven y exitosa que compartía con él su vida y con la que pensaba casarse si los temibles hermanos Gallón no lo hubieran sorprendido con sus tiros en un parqueadero de una discoteca de Medellín el 2 de julio de 1994.
Cuando recién llegó del desastres que fue la participación de Colombia en el mundial de Estados Unidos en donde la selección tenía exageradas expectativas para un equipo sin tradición mundialista –con la de USA 94 eran apenas tres las participaciones en este tipo de torneo- el ambiente estaba muy enrarecido. Por eso le aconsejaron a Andrés no salir a dar papaya. Así lo recuerda Pamela en una entrevista dada al colombiano en el 2017: “Por la noche, le dije que no me parecía prudente salir, mis padres le dijeron lo mismo, pero al final salimos, pues me estaba invitando. A Andrés lo amé, iba a ser mi esposo, el papá de mis hijos, pero no pasó (…). Saqué de esta experiencia triste y dura que debía empezar de cero”.
Pamela intentó seguir con su vida. Se dedicó a la odontología estética y ha podido cosechar una vida tranquila gracias a su oficio:
Esta es una de las maneras en como ella promociona su exitoso consultorio desde donde no deja de pensar a Andrés: "Tras mi duelo, que fue la parte más difícil, empecé a trabajar. No solo ello, pues estudié y monté una empresa en mi rubro”. Además dijo que cuando ve, desde la ventana de su consultorio, las montañas de Antioquia, se acuerda de él: Qué linda es la ciudad [Medellín] y sus montañas. Yo todos los días, desde acá [mi consultorio] veo las montañas y me acuerdo de él”
Las heridas que está abriendo el estreno de la fenomenal serie de Netflix Goles en Contra, en donde se recrean los años oscuros en los que la mafia manejaba los hilos de un país y sobre todo los del fútbol no han dejado indiferente a Pamela Cascardo. Ningún colombiano podría olvidar al Caballero del Fútbol, menos a la mujer que se enamoró de uno de los jugadores más grandes de nuestra historia.