Uno de los grandes misterios de las FARC fue Manuel Marulanda. Una de las pocas personas que lo conoció fue su compañera, la actual senadora Sandra Ramírez. Ella, quien se enamoró de él cuando tenía 20 años y Manuel ya era un curtido guerrero de 55, admiró siempre que, a pesar de su disciplina de hierro, siempre tuviera para con ella un momento de ternura. Recuerda los vallenatos que le dedicó, el amor que sentía por sus tres perros salchichas, que eran llevados con sumo cuidado por la tropa, cada vez que el fragor de la guerra los obligaba a trastearse en medio de la noche, la alimentación que le daba a estos animales, que consistía en galletas con coca-cola y, por supuesto, los cuatro gatos que también crio y de quien admiraba su habilidad para cazar. Pero la verdadera historia viene de los hijos de Tirofijo.
Lo que no recuerda Sandra es la ternura para con sus 13 hijos. Con Sandra no tuvo parentela. De ellos sólo tres fueron guerreros. El último de los hijos del mítico insurgente, quien murió de un infarto en el año 2008 en las selvas de Colombia a sus 80 años, que se dio a conocer fue Alberto Cruz Lobo, mejor conocido en las tropas guerrilleras como Enrique Marulanda. Un video suyo salió en todos los medios del país el 11 de julio del año 2022, leyendo un comunicado en donde se desmentía la muerte de Iván Márquez, una noticia que hasta este momento, así se haya dado como oficial, no ha podido ser confirmada.
Alberto tiene 46 años y siempre se caracterizó por ser el hijo mejor preparado y más cercano a los círculos del poder de las FARC. Por su ascendencia con Iván Márquez decidió abjurar del tratado de paz de esta guerrilla con el gobierno de Juan Manuel Santos. Se fue para Venezuela cruzando la serranía del Perijá con otros comandantes guerrilleros como el Paisa, Walter, Romaña, Santrich y Márquez. De estos, los únicos que quedan vivos son Walter y Márquez quien, al parecer, vive horas difíciles debido a las secuelas que le dejó su atentado.
La cercanía de Alberto con su padre fue única. El viejo comandante jamás tuvo mucha cercanía con las madres ni con sus hijos. Unos pocos gozaron de su presencia. Es más, durante los frustrados diálogos de paz con el gobierno de Andrés Pastrana en San Vicente del Caguán, uno de los secretos que quisieron develar los medios era la vida sentimental del máximo comandante de las FARC. Pero en el Caguan no se supo nada. Sólo las confesiones de una guerrillera que desertó de las FARC, llamada Zeneida Rueda y publicada por editorial Planeta con el título de “Confesiones de una guerrillera: los secretos de Tirofijo, Jojoy y las Farc revelados por primera vez”, se supo de dos hijos de Tirofijo que tenían particularidades especiales.
Uno de ellos era Héctor Julio López Perilla quien vivía en Gaitania, un pueblo del sur del Tolima. Ahí le decían “El pote”. De niño una meningitis estuvo a punto de matarlo. Esto le trajo secuelas en sus capacidades mentales. El hombre en lo que si se parece a su papá es en la capacidad que tiene para reponerse a atentados. Un guerrillero de las FARC, en una toma, le disparó a matar. A pesar de que le dio tres tiros en el pecho López Perilla sobrevivió. El guerrillero ignoraba que él tenía la sangre de uno de los creadores de ese grupo insurgente. De él no se supo nada. El hijo de Manuel Marulanda sigue en este pueblo del Tolima, llevando orgulloso una camiseta del Atlético Huila.
Sin embargo el más famoso de los hijos del guerrero es Rigo. Lo conocimos cuando fue en marzo de 2016 a la última etapa de los diálogos de paz de esa guerra con el gobierno Santos. Ahí supimos que su amistad con la holandesa Tanya Niemejer y que esto le permitió aprender a hablar inglés a la perfección. Por eso su tarea en las FARC era la de decodificar lo que decían los pilotos de los aviones fantasmas que perseguían a esta guerrilla.
Zenaida, en su libro, deja claro en este comentario la importancia capital de Rigo para la tropa: Un día Yair nos advirtió que si llegaban los helicópteros o nos atacaban por tierra, a lo primero que había que echarle mano era al enano. Por nada del mundo lo podíamos dejarlo ahí. Primero debíamos perder la cabeza antes que perderlo a él»
Para muchos en el monte era increíble verlo por su talla pequeña. A Rigo le gustaba la fiesta y las mujeres rubias y altas que conseguía por ser hijo del máximo líder.
La única referencia de los otros tres hijos guerreros de Marulanda la dio el Mono Jojoy quien, el día en el que un infarto se llevó a Tirofijo, hizo una intervención poco antes de sepultarlo y se refirió, según testimonio del periodista Jorge Enrique Botero, en estas palabras a los hijos de uno de los creadores de las FARC: “Los tres, más Pablito (…), nacieron y crecieron en la guerrilla, y se hicieron adultos. Al más pequeño le decimos cariñosamente ‘el enano’ se insubordinó a estudiar, y nos vimos obligados a traerlo y acá está con nosotros. A Rigo lo armé de una pistola y me gané una crítica porque me tomé atribuciones que no me correspondían. Sin embargo ahí la tiene. Un aplauso para ellos”.
Rigo es un convencido de los acuerdos y siempre le fue fiel a ellos. Los otros dos hijos, Olga Marín, quien fuera la compañera sentimental de Raúl Reyes, y Juan Fernando, están adaptados ya a la vida civil siempre recordando a sus papá. De los otros hijos, los que no se metieron en la guerra, no se sabe demasiado.