En Medellín las tarifas de los servicios públicos están disparadas. Mes a mes la ciudadanía se viene quejando del incremento abusivo en las facturas de agua y luz a cargo de EPM, aumento que para algunos hogares se ha duplicado. Algo que sumado a la inestabilidad laboral de cientos de miles de familias que han visto sus ingresos reducidos a raíz de la pandemia configura un creciente cuadro de angustia y descontento social.
En medio de esa situación se ha recordado con insistencia una promesa del entonces candidato Daniel Quintero Calle, su principal compromiso de campaña y con el cual adornó cientos de vallas y pasacalles en toda la ciudad: congelar las tarifas de los servicios públicos. Pues bien, a casi seis meses de su posesión, las tarifas no se han congelado. Por el contrario, se han incrementado a un nivel desproporcionado, lo cual afecta sin lugar a dudas la precaria economía de cientos de miles de familias. ¿Qué pasó? ¿Por qué Quintero no ha cumplido con su principal promesa? ¿Lo hará?
En campaña varios candidatos, entre ellos Beatriz Rave y Santiago Gómez, le exigieron a Quintero explicar con más detalle su propuesta sobre el congelamiento en las tarifas de los servicios públicos, ya que se cuestionaba su validez técnica, legal y practicidad. A pesar de la insistencia de sus contrincantes, Quintero nunca fue claro y antes reforzó su mensaje en las principales comunas y sectores populares de la ciudad: en el voz a voz se convirtió en el candidato que congelaría el pago de los servicios públicos, propuesta taquillera, populista y que seguro llevó a muchas personas a las urnas esperanzadas en que cumpliría con su palabra. Paradójicamente, el tiempo le va dando la razón a sus antiguos contrincantes y cada vez se torna más evidente que Quintero no va a cumplir con su palabra, que antes la ciudadanía se debe preparar para más alzas en las tarifas de los servicios públicos y que esa promesa se convetirá en otra incumplida en un creciente y preocupante rosario.
Jugar con los anhelos de los ciudadanos y plantear propuestas que no se podrán cumplir (inviables desde lo técnico pero rentables desde lo electoral) es la forma más baja y tradicional del engaño político. Implica abusar del desconocimiento técnico de muchas personas y “vender humo” con la falsa idea de que el alcalde todo lo puede hacer. Ahora se asiste en Medellín a la realidad de una promesa incumplida, que sumada a la incertidumbre social y económica generada por el COVID-19, debe llevar a Quintero a pronunciarse ante sus electores, ser transparente con la ciudadanía que lo eligió y que de buena fe creyó en su promesa. Son cientos de miles de familias que se encuentran a fin de mes con facturas abusivas que sí o sí tendrán que pagar. En la alcaldía no responden sobre el porqué en el aumento de esas tarifas y ciertos funcionarios con aire arrogante se limitan a responder “pregúntele a Fico”, dando a entender que el incumplimiento en su promesa de campaña es responsabilidad del alcalde anterior. Ahí sí opera el retrovisor.
A Quintero varios de sus contrincantes en campaña, expertos y académicos le advirtieron sobre la inviabilidad técnica y jurídica de congelar las tarifas de los servicios públicos. No quiso escuchar y siguió firme con una promesa que seguro le sumó muchos electores, especialmente en los sectores más populares de la ciudad. Miles de personas que ahora se deben estrellar con la realidad: Quintero no les va a cumplir y antes se deberán “apretar el cinturón” porque se vienen más alzas. Por eso, la invitación es exigirle a quienes elegimos en esos cargos toda la coherencia y que no se hagan los de “las gafas” con promesas con las cuales se hacen elegir y que al día siguiente de posesionarse ya están olvidando.