Gilberto Tobón es un referente de opinión en Antioquia y buena parte del país. El profesor titular de la Universidad Nacional, que se presenta en Twitter (donde tiene más de 140 mil seguidores) como abogado, escritor, filósofo y “ciudadano indignado”, tiene la notable habilidad de generar opinión sobre una amplia variedad de temas políticos y sociales. Con análisis sencillos, un tono coloquial y desprendido, que evoca la experiencia de los abuelos, logra llegar a miles de personas en las redes sociales. En Antioquia sus opiniones son ampliamente compartidas y para muchos el doctor Tobón es una autoridad mediática y bastante crítica con la realidad social del país. Su tono es particularmente antiuribista ya que no ahorra calificativos para Duque, Uribe o sus partidarios más cercanos, siento el último en su historial de increpados el fiscal Francisco Barbosa. Sin lugar a dudas, Tobón sabe cómo generar opinión y es tan conocido en las redes que sus conversaciones con cualquier personaje de la vida nacional “estallan las redes”.
Sin entrar a cuestionar la forma en la que Sanín presenta sus análisis, desde el formato de Twitter que resulta muy efectivo a sus frases contundentes o lapidarias, quisiera hacer un llamado de atención sobre su miopía en relación a lo que viene pasando con Daniel Quintero. El alcalde no ha sido particularmente increpado por Sanín, muy a pesar de una serie de cuestionamientos y denuncias que concluyeron con la apertura de un proceso de responsabilidad fiscal por parte de la Contraloría General en relación con posibles sobrecostos en un contrato; la tutela que le puso un tatequieto a la plataforma de vigilancia masiva Medellín me cuida o el escándalo en Metrosalud que desde hace varias semanas viene salpicando a Óscar Hurtado, secretario de Hacienda de la ciudad. Sobre estos temas no he encontrado la insistencia y contundencia que suelo encontrar en otros análisis del doctor Sanín sobre el acontecer de la realidad nacional, ¿tendrá relación con el hecho de que sea asesor de la alcaldía?, ¿eso no lo hace indignarse como ciudadano?
No sé si al Gilberto Tobón Sanín le pasa lo aquel, que se preocupan más por lo que pasa en la casa del vecino que en la propia. Tal vez es cuestión de miopía o de no querer polemizar sobre asuntos en los cuales el alcalde que asesora ha guardado silencios que resultan incómodos. Tan solo recordar su falta de contundencia cuando Quintero autorizó el ingreso de la fuerza de choque del Esmad al campus de la Universidad de Antioquia y su silencio frente al despido de la excocncejala Luz Maria Munera porque sí cuestionó con firmeza esa orden de Quintero deja mucho que pensar, sobre todo de un analista que por encima de cualquier consideración es hijo de la universidad pública. Sobre los asuntos que vienen rodeando a Quintero y sus hombres de mayor confianza sería interesante escuchar las posiciones mordaces de Gilberto, necesario con la opinión pública porque él apoyo a Quintero en campaña. ¿A qué se debe su silencio? No lo comprendo y espero que solo sea una vaga interpretación de mi parte, pues su voz crítica y mordaz es muy necesaria en el debate democrático de la ciudad, ¿acaso esos hechos no lo hacen indignarse?
