¿Qué pasaría si en Colombia una pareja gay adoptara a tres menores?

¿Qué pasaría si en Colombia una pareja gay adoptara a tres menores?

'Los colombianos tenemos un doctorado en prejuicios estúpidos, y otro en doble moral'

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
agosto 21, 2015
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¿Qué pasaría si en Colombia una pareja gay adoptara a tres menores?
Foto: tomada de internet

Adrián Urrutia y Fabio Bringas son dos señores muy decentes que están en pareja desde el 2008, y casados desde hace poco más de un calendario; y son ellos quienes han decidido adoptar a tres menores de 12, 14 y 16 años de edad que residían en un hogar de paso ubicado en Buenos Aires, porque los padres biológicos de los pequeños los habían abandonado hace mucho tiempo. Por supuesto, con Buenos Aires hago referencia a la provincia argentina, y no al municipio caucano que constantemente ve caer sangre de gente inocente, soldados y guerrilleros en sus campos y calles. Todo porque en Colombia, lamentablemente, y por culpa de la venda religiosa que tienen en los ojos millones de compatriotas, no se han aprobado ni el matrimonio igualitario ni la adopción homoparental.

La pareja de argentinos, quienes en principio querían acoger en el seno de su hogar a un niño de entre 0 y 10 años de edad, terminó adoptando a los tres pequeños (Cintia, Diego y Mariana) tras conocer su triste historia y entender que, con su apoyo y cariño, estos menores pueden empezar a disfrutar de lo que nunca pudieron gozar: del hecho de tener una familia que los llene de amor y respeto. Para adoptar, en este país al sur del continente sudamericano, es necesario que la pareja pase por varios procesos, con evaluadoras y entrevistas psicológicas que, Adrián y Fabio, aprobaron sin inconvenientes, por lo que pronto van a poder estar junto a los chicos en su casa de la provincia de Neuquén, ubicada en la hermosa Región Patagónica de la República Argentina

Tras conocer esta noticia, que leí en un diario local mientras tomaba una taza de café en el hermoso barrio porteño de Palermo, empecé a pensar en qué pasaría en mi Colombia si esto ocurriera y, por desgracia, lo que creo que ocurriría hace que la desazón se tome cada uno de los músculos de mi rostro y haga que ellos formen una mueca en señal de desaliento. Sinceramente, y más allá de que soy un convencido de que la adopción homoparental ya debería ser legal en Colombia (en todos los casos y no solo cuando uno de los padres biológicos del niño pertenezca a la pareja homosexual), creo que la reacción de millones de mojigatos colombianos sería perversa y, probablemente, los niños no sabrían cómo manejar algo así. Porque, la verdad sea dicha, hay dos cosas en las que los colombianos sí somos expertos y no es en producir café, trepar montañas en una bicicleta, producir cocaína o llevar a cabo investigaciones científicas. No. Los colombianos tenemos un doctorado en prejuicios estúpidos, y otro en doble moral. Y no se pongan bravos, colombianos, al leer mis letras. Ustedes y yo, en el fondo, sabemos que somos así. Tengan dignidad y acéptenlo.

Nada más pensando en los miserables que hacen parte de la esfera política colombiana ya uno puede empezar a ver cuáles serían las reacciones de, por lo menos, los seguidores más fervientes de cada uno de estos sinvergüenzas. No me quiero imaginar qué diría en una cena, rodeado de gente de su calaña, el procurador Ordóñez. Supongo que el inquisidor bumangués pondría el grito en el cielo, y manejaría sus influencias para que esos “criminales” perdieran la custodia de los niños, pues, seguramente, lo único que hacen es darle mal ejemplo. No como él que sí es un modelo a seguir para sus tres hijas (María Alejandra, Natalia y Ángela María). Aunque, en honor a la verdad, creo yo que el mensaje de Ordoñez no fue tan claro. O al menos para una de sus hijas. Hablo de la hermosa muchachita que le rompió el alma al procurador cuando, con tan solo 16 primaveras, decidió dejarlo todo e irse a vivir con un hombre mayor. ¡Pobrecito, Ordoñez, me lo imagino llorando porque su niña tenía relaciones sexuales sin haber recibido la bendición de Dios en un templo católico!

Sin embargo, y aunque cueste creerlo, me da más miedo la reacción de la mayoría de la población colombiana que la de los católicos ortodoxos con algo de poder como el procurador. Me da terror el hecho de pensar cómo lo van a tomar esos que utilizan como ofensa la palabra “marica” los 365 días del año, pero que van a misa todos los domingos. Aquellos que creen que ser homosexual es algo antinatural, pues desconocen que por ejemplo en el reino animal esta tendencia es extremadamente común. Me llena de pánico prever la reacción de los millones de varones colombianos que aseguran sentir asco al ver dos hombres besándose pero que se masturban viendo porno lésbico. Siento terror al saber que estos niños pueden quedar traumatizados porque los padres de sus compañeritos de clase no les van a permitir a estos últimos que compartan con los hijos de un par de maricones. Y todo esto porque, aunque no nos guste que no lo digan, Colombia es un país con un atraso sociocultural inconmensurable.

En definitiva, y como sabemos hace décadas algunos colombianos, el problema de nuestro país se va a solucionar solamente el día que la religión deje de ser la patrona de la moral del pueblo. Pues cuando eso pase, realmente, la razón va a marcar el destino de los colombianos y los inquisidores como el senador Roberto Gerlein, quien aseguró hace unos años que las relaciones sexuales entre parejas homosexuales eran “excrementales”, ya no tendrán cabida en la cueva de ladrones que conocemos con el nombre de Congreso de la República.

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