El departamento de Sucre, ganadero por excelencia, ha sido uno de los más violentos del país en nuestra historia reciente. Guerrilla, paramilitarismo, masacres, delincuencia común, tráfico de drogas, desplazamiento forzado, corrupción de la clase política dirigente hacen parte del diagnóstico departamental de delincuencia que empaña la fama de un pueblo fiestero, alegre y con algunas de las mejores bandas de porro de la región. Según cifras recolectadas por el Observatorio del Delito de la Costa Caribe[1], en los tres primeros meses de este año se han presentado 88 muertes violentas en el departamento, de los cuales 36 han sido asesinatos y 36 muertes en accidentes de tránsitos. Otras causas preocupantes de decesos son los suicidios, ahogamiento, intoxicación, entre otros.
Afirma el informe que, de los 36 homicidios, 19 se presentaron en zona rural y 17 en zona urbana, siendo el municipio de San Onofre donde más se presentaron los casos de asesinatos seguidos por Sincelejo y el municipio de Sampués. El sicariato es la modalidad más usada para cometer los crímenes. Es importante tener esto en cuenta ya que San Onofre, en su área rural, ha presentado altos índices de inseguridad en el departamento debido a la disputa de organizaciones criminales por el control territorial; es así que, en los tres primeros meses de este año se presentaron 10 asesinatos, 8 más que en el mismo periodo de 2013 y todos estos 8 en la zona rural del municipio, especialmente en los corregimientos de Rincón del Mar y El Higuerón.
Otro caso preocupante es el de Sampués. Durante todo el 2013 se presentaron 10 asesinatos y para el 2014, solo en los tres primeros meses, ya van 5 homicidios. Esto sin contar con los casos de hurtos, quemas de casas de palma y microtráfico. En contraste con los casos de San Onofre y Sampués, Sincelejo presentó una reducción en los índices de criminalidad de un 65%. Esto puede deberse al reforzamiento en el pie de fuerza policial que se hizo en la ciudad en los últimos meses y a un reacomodamiento de los grupos de micro-tráfico de drogas debido a las importantes capturas de importantes expendedores el año anterior.
Según los investigadores, la mayoría de las víctimas tenían edades entre los 18 y 45 años, de sexo masculino y ejercían la ocupación de mototaxistas, estudiantes, vendedores informales y personas sin ocupación claramente identificable. Según las autoridades, un número importante de las víctimas tenían algún tipo de antecedentes judiciales o aparecían en alguna de las famosas “listas negras” de limpieza social que son muy comunes en el departamento sucreño.
Otra alerta que hacen los investigadores del Observatorio tiene que ver con el aumento en el número de riñas callejeras, atracos, violencia intrafamiliar y enfrentamientos entre pandillas. Durante el periodo del informe se presentaron 88 heridos, 40 riñas, 19 intentos de homicidios por sicario, 15 hurtos y 6 enfrentamientos entre pandillas. Las Américas, Normandía, Botero, Altos del Rosario, Cielo Azul, Villa Mady y Pablo Sexto son los barrios con mayor presencia de pandillas en Sincelejo. Algunas de estas pandillas juveniles son conocidas como Los Chubis, que opera en el barrio Normandía en la capital sucreña, y la que se hace llamar Los Rosario que actúan en el municipio de Corozal.
Los temas de sicariato y pandillas criminales juveniles, en Sucre, deben ser tratadas a tiempo y dársele la importancia que se merece puesto que es claro que estas acciones delictivas corresponden a dinámicas propias de la aparición de nuevas estructuras delincuenciales que están ocupando los espacios dejados por los grupos de autodenfensa, paramilitares y organizaciones guerrilleras que no ejercen el control pleno del territorio y dan cabida a nuevos actores ilegales asociados al microtráfico y la extorsión. Todo lo anterior es facilitado por los altos niveles de impunidad en los delitos que se comenten en el departamento y la baja capacidad de la Fiscalía para investigar y judicializar a los delincuentes.
Finalmente, el informe del Observatorio del Delito de la Costa Caribe insta a las autoridades sucreñas a tomar medidas sobre dos problemáticas que están dejando un importante número de muertes en el departamento: los accidentes de tránsitos y los suicidios. El primero dejó un saldo de 38 personas muertas – igual al número de asesinatos – y en el segundo fueron 10 los individuos que se quitaron la vida. De las 38 víctimas por accidentes de tránsito en 23 casos estuvo involucrada una moto. La imprudencia de los motociclistas, el exceso de velocidad y el no acatamiento a las normas y señales viales fueron las principales casusas de los accidentes y las muertes en Sucre. En cuanto a los 10 suicidios registrados por el informe, todas las víctimas se quitaron la vida por medio de ahorcamiento, en sus propias casas, generalmente colgándose de un árbol. El promedio de edad está en los 47 años, 8 hombres y 2 mujeres. Las motivaciones no son claras pero una constante son la situación de vulnerabilidad y mala situación económica.
Del panorama presentado por el informe no cabe sino hacerse dos preguntas: en cuanto a los casos de sicariato, homicidios, pandillismo e impunidad en el departamento de Sucre ¿Cuáles son las relaciones que se tejen entre la ciudadanía y el Estado? Creemos que hay un vínculo muy débil entre uno y otro y eso hace más difícil la seguridad y la convivencia para ambos. Ahora en cuanto a los niveles tan altos en accidentalidad y suicidios, las políticas públicas de prevención vial o de salud pública que disminuyan estos índices o no funcionan o no existe. Entonces ¿Podría la corrupción propiciar hechos que terminan en muertes violentas como las que estamos describiendo, por acción u omisión del Estado y, por supuesto, de sus funcionarios?
Jaime Pineda Méndez
Director Ejecutivo
CEPSCA