Gustavo Álvarez Gardeazabal no es solo escritor, periodista, novelista con una docena de publicaciones y presente con sus análisis que se comparten ampliamente en internet, sino que ha sido Alcalde de Tuluá, su tierra, y gobernador del Valle del Cauca, cargo al que llegó con una nutrida votación.
Raizal como ningún otro, conoce la realidad de un departamento que ha trajinado, poniéndole el oído a todo el mundo, una realidad que ha conocido de primera mano como le recomienda a Duque y sus funcionarios: “Toca untarse de sudor, de mierda y algo más”, para entender, como explica en esta conversación con Juan Manuel Ospina.
Juan Manuel Ospina: Si existe una persona que conozca el Valle es Gustavo Álvarez Gardeazabal, ¿Qué es lo que pasa ahí que se ha vuelto como una especie de caldera del diablo?
Álvarez Gardeazabal: Hay una conjunción de varios elementos: hay un elemento económico que nadie quiere admitir, ni en el gobierno, ni los dueños tradicionales del dinero, ni muchos menos los resistentes de las barricadas. Segundo, aquí hay un problema de educación que ha influenciado demasiado a las nuevas generaciones. Y en tercer lugar, hay una actitud distintas frente a esa realidad si se vive en el puerto de Buenaventura o en la montaña vallecaucana, en Tuluá, o en una barriada de Cali, dependiendo del lugar donde se viva en el Valle. El problema es económico porque está atravesado por el poder del narcotráfico.
JMO.: Muchos dicen que hay conflicto de tipo político, que está presente en cualquier conflicto social, pero ¿consideras que el motor, el disparador, el alimentador de todo esto es de naturaleza económico y de narcotráfico?
AG.: Acá hay una gran sociedad que ha estado nutriendo la economía del Valle, Cauca y Nariño y fundamentalmente de Cali, donde la capacidad de gasto y la capacidad de sentirse más cómodo abunda. Se asociaron los mexicanos, que son los compradores de la droga al contado, ellos se arriesgan a recibirla en el puerto sino la aseguran desde el transporte y por tanto son la caja para lo que necesiten. En segundo término están los cocaleros que son los cultivadores en toda la región pacífica y que producen bastante y mucho más con las nuevas variedades.
JMO.: ¿Quiénes, campesinos? ¿o hay negocios mas grandes, quiénes son los que cultivan la coca?
AG.: Los tradicionales habitantes de la zona, tradicionales de esos lugares, los que se quedaron en la costa, se quedaron en el campo y no se fueron a las ciudades. Pero eso sí,con la plata van a gastársela a Cali o Popayán. El tercer factor son las disidencias de las FARC y el ELN que están metidos en el negocio, reciben los réditos, igual que cualquiera de los otros integrantes de la cadena. Ellos brindan el brazo armado para no tener que montar unos ejércitos al estilo cartel de Sinaloa, que lo que necesitan es la mercancía; pero también están los indios, dueño de amplios territorios en las montañas de los tres departamentos que tienen colonizado buena parte de esa región, protegidos por el amparo de unas leyes. Ellos reciben alguna prebenda de esos grupos de narcos o por quedarse callados, o por prestar sus palos.
En ese grupo también entran los pequeños capos que se han formado, ya no hay un gran capo, no hay una jefatura con la cual se puede hablar; hay una diversidad de capos que se esconden en las casas de Cali o Popayán o en las fincas que pudieron comprar.
JMO.: ¿Pero por qué estalla ahora?
AG.: Tengo una hipótesis que puede explicar el polvorín que estalló. Hace tres meses comenzó un operativo muy fuerte contra la salida de la coca al Pacífico, como reacción, ya que esto está tan movido y que tenemos milicias que dejaron las FARC, y como Cali está en su punto, apretemos para que tengan que traer las tropas a las ciudades y dejar los corredores limpios. Por eso las tropas por acá no aparecieron y, como al mismo tiempo, teníamos una juventud que sintió la grieta, muchachos a los que estudiaban colegios públicos se les interrumpió la educación, se quedaron sin como pagar el plan de datos. Por eso es la primera vez que en este país se monta barricadas pidiendo educación, se lo he pedido al gobierno pero no oye.
JMO.: Este gobierno es medio autista, testarudo y si lo dice Gustavo Álvarez, pues hacemos todo lo contrario, a nosotros nadie nos va a dar cartilla.
AG.: Puede haber algo de eso. Este es un gobierno ignorante que no estudió historia, y los funcionarios estudiaron en Estados Unidos pero no penetraron la historia de Colombia. En Tuluá quemaron el palacio de justicia y no sabían que ese palacio lo construyeron con la plata que pagaron los gringos por el Canal de Panamá. Eso fue un colegio y los que fuimos alcaldes de Tuluá lo convertimos en un colegio. Ellos no conocen su país. Acá hay que untarse de sudor, mierda, y otros ingredientes más.
JMO.: ¿Se quemaron expedientes de mafiosos?
AG.: Es muy probable que algún ignorante haya pagado por esa quema, pero la mayoría ya estaban digitalizados. Tras esa marcha, o lo pagaron para que lo hicieran por equivocación pero como no saben historia, repiten los errores.
JMO.: La protesta juvenil hay que atenderla, no la podemos dejarla en manos del narcotráfico.
AG.: Lo que pasa es que existe un problema con esta juventud, ellos no aceptan órdenes y no tienen capacidad de organización, se negocia con una y la otra pide otra cosa, una revolución sin organización no se puede hacer. Como tampoco se puede atajar una revolución sin leer historia. Cuando uno tumba una barricada y la conserva, acá el ejército tumba la barricada y a las tres horas se la vuelve a montar. No hay quien coordine la protesta ni quien puede coordinar la defensa.
JMO.: Si no hay posibilidad de conversar esto se puede prender y lo que viene es un baño de sangre
AG.: Estudié unos 20 videos tomados en barricadas de Cali y el Huila, hay un elemento que no lo han querido percibir, así como se niegan a percibir que son las barricadas pidiendo educación y se nota por otro lado a civiles defendiendo a bala el CAI del barrio. Los derechos humanos no se fijan en nosotros, las víctimas de los paros, los que no podemos conseguir ni una libra de arroz.
JMO.: ¿Si vos fueras gobernador del Valle como abordarías el tema?
AG.: Prefiero ser vendedor de frutas en la galería de Tuluá que volver a tener ese cargo. La última forma de parar un remolino, los que hemos vivido a la orilla de un río sabemos lo que significa, lo que hay que volver es tangible la solución que se brinda, no se puede cambiar el nombre del mal. Esto lo inició la brutalidad de presentar ese proyecto de Reforma Tributaria, y tuvo que esperar los primeros muertos para retirarla, en esas condiciones se soluciona diciéndole a los muchachos, acá hay un plan de datos para la educación, ofrecerle a cada hogar de Sisben un computador, coger con Fecode y someterlo a cursos los sábados para saber como dictar clases por Zoom, tienen los elementos y la plata, lo pueden hacer.
En vez de ponerse a subir el IVA a todo el mundo, si usted le pone a cada bulto de cemento dos mil pesos, mil lo paga el productor y mil el consumidor, si le pone a cada ganancia bancaria un porcentaje del 10% y esta plata va para lo social y por cada cerveza que se tome los colombianos subir 1.000 pesos y que paguen la mitad y mitad. Busquen cuanto suma esto y caigo en esto: no sólo es que son ignorantes sino que no tienen imaginación, mientras no haya imaginación estamos jodidos. Con esos gobernantes sin imaginación.
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