Este barrio de Sincelejo —ubicado estratégicamente, cercano a la denominada zona rosa, vecino del nuevo y amplio centro comercial Guacarí, que en su territorio posee una sede del Sena, un colegio de Comfasucre y una subestación de Electricaribe, además de las oficinas de Bienestar Familiar y ser vecino de la sede de la Alcaldía Municipal —ha dejado de ser un lugar seguro. Sus calles otrora transitadas por peatones, se han tornado en un lugar que atemoriza, porque los asaltos callejeros son comunes a cualquier hora del día o de la noche, y allí cualquier cosa podría pasar.
Los ciudadanos que allí residen, clasificados en estrato cuatro, son personas trabajadoras, esas que pagan todos los impuestos y que como clase media soportan la gran carga económica que los empleados colombianos deben llevar solo por tener un salario demostrable y honestamente obtenido. Ellos son el blanco de los ladrones que merodean y hacen daño en esta ciudad.
Lo triste de la historia es que no parece que se haga nada al respecto, la sensación de inseguridad es mayúscula. Cuando suceden los atracos a mano armada, siempre en moto, la policía por lo general llega tarde. Por otro lado, se suele expresar “no hay que dar papaya”, como si andar por la calle fuera una provocación y hace culpable al agredido y disculpa al agresor.
Cómo es posible que dadas las características del barrio Boston no haya cámaras de seguridad oficiales en todas sus calles, que no exista un CAI, que los patrullajes sean esporádicos, como parecen que lo son, y que los residentes de este lugar estén desprotegidos. No se entiende por qué la policía no está disponible a tiempo y por qué no se ha podido desterrar este mal.
Sería deseable que barrios de estas características tuvieran limitación de parrillero y que además tuvieran su día semanal sin moto; tal vez así podrían transitar tranquilos y dormir adecuadamente los que allí residen. Sería conveniente que la vigilancia fuera exitosa y que se dé inicio a una campaña de seguridad, como debe ser y con los resultados esperados.
Finalmente, lo que pasa en el barrio Boston de Sincelejo, para responder la pregunta, es lo mismo que sucede en casi todos los barrios residenciales de Sincelejo. Se escucha permanentemente que hay atracos a mano armada y en motos. Las autoridades tienen la palabra, son ellas las encargadas de brindar seguridad, por lo tanto es su deber proteger a los ciudadanos que hacemos parte de la comunidad llamada Sincelejo. Señores de la Policía Nacional, no se trata de justificar con estadísticas comparativas, ni de transferir culpas, sino de acabar con este flagelo.