Me resisto a creer que estamos condenados a carecer de desarrollo tecnológico, de comunidad científica, de sociedad decente, ética… Pues, el escenario generador de estos factores es la educación superior. Sin embargo, la universidad en Colombia no ha cumplido con esta misión, que es su principal objetivo.
Aunque algunos gobiernos han tenido avances parciales en la práctica y en lo teórico. En la práctica ha llevado la universidad a zonas apartadas, han creado nuevos programas, han ampliado cobertura, etc. En lo teórico se estableció la Ley 30 de 1992, creemos que esta es lo más serio que ha existido en legislación universitaria, la cual fue ideada en un momento de apertura democrática en que la sociedad civil, por medio de la Constitución Política de 1991, adquirió derechos democráticos. La ley otorga autonomía a las universidades; sin embargo, es esta autonomía la que ha permitido que intereses ajenos las conduzca al desastre, al menos así ocurre en la Costa Caribe Colombiana.
La mayor crisis la vive la Universidad del Atlántico, esta es una institución que se debe depurar desde su interior. Grupos politiqueros aliados con sectores pseudoizquierdistas al interior de la misma se han apoderado de la institución, cuyo único interés es repartirse la frondosa burocracia y apoderarse de los millonarios contratos. En el año 2006, Uniatlántico vivía una crisis parecida a la actual, era tan compleja la problemática que se contempló la idea de liquidarla y fundar otra. El Ministerio de Educación decidió intervenirla y encargó a la corajuda Ana Sofía Meza, quien saldó finanzas, rescató la institucionalidad, le dio sostenibilidad y aumentó cobertura estudiantil. Pero a Ana Sofía logran, en el 2014, sacarla de rectoría con leguleyadas y el proceso reversó. Sin embargo, esta no es la única. Actualmente la Universidad de Córdoba vive inconvenientes generados por la ambición de un rector que llegó a esa posición por el Partido Liberal para el periodo 2016-2018, y que logró atornillarse en el poder y se hizo reelegir por el Consejo Superior hasta el año 2020.
Tenaz la habilidad trepadora de ese señor, del Partido Liberal corrió para la Colombia Humana pensando que Petro sería presidente (año 2018). Como las cosas no le funcionaron con Gustavo Petro, se hizo sin ningún pudor hacia donde los senadores del Centro Democrático Ruby Chagüi y David Barguil, solo le interesaba la rectoría. Ya para este momento estaba amangualado con el Consejo Superior, órgano que se prestó para reformar los estatus y reelegirlo para el periodo 2020-2025. Acto administrativo que fue anulado por el Consejo de Estado al considerarlo viciado. Creemos que la estructura y las funciones del Consejo Superior como norma deben ser revisadas, pues a este órgano se lo ha tomado el clientelismo. Algunos de sus miembros como los representantes de egresados y de exrectores lo han asumido como un modus vivendi. En el caso de Unicórdoba la normalidad empieza por la sustitución de los miembros de dicho órgano.
En verdad, ninguna universidad oficial del caribe colombiano se destaca en los rankings indicadores de calidad académica, producción e investigación. Exceptuando un reducido número de docentes, estas se caracterizan por un recurso humano precario. Su estudiantado no es el más aventajado, los jóvenes que se destacan en la prueba saber Pro-Icfes ingresan a las privadas de reconocimiento nacional u oficiales como la Nacional, la de Antioquia o UIS. En fin, Colombia, particularmente la Costa Caribe, necesita una verdadera reforma universitaria, generadora de comunidades académicas y científicas.