Luis Diaz tiene un solo problema, la comunicación con su técnico, el alemán Jurgen Klopp. Klopp es un hombre de izquierdas y entiende perfectamente el contexto en el que se mueven sus jugadores. Por eso sabe que Luis Diaz, un indígena que llegó desde el otro lado del mundo, tiene que aprender a vivir en Inglaterra, conocer el idioma. De resto la adaptación es total, sobre todo en el terreno de juego.
El idioma es el único tema que podría perjudicar a Diaz en su ascenso meteórico en el Liverpool. El compromiso, la entrega y la concetración están. Liverpool no es el Madrid al que llegó James, una ciudad festiva llena de discos. Diaz es un tipo tan centrado que sigue teniendo a su misma novia que tuvo cuando arrancó en el Barranquilla F.C, no tiene los intereses de divo de James, quien sólo le alcanzó un año para meterse en el bolsillo a la afición merengue. Sin embargo, después vendría la confusión en la cabeza, eso de vivir como si fuera una estrella de rock siendo futbolista. Diaz no tiene ni el físico ni la pose de diva y, en un medio tan exigente físicamente como el inglés, el guajiro tiene que estar muy bien entrenado para soportar la presión de combatir por un puesto con Salah o Mané.
Tiene un técnico que potencia a los jugadores, uno de los pocos en el mundo, como Guardiola, que pueden hacer esto, mejorar técnicamente su plantilla y transformar los jugadores en estrellas. Diaz está en las mejores manos. Seguro será, en un muy poco tiempo, el mejor jugador colombiano de todos los tiempos. Tiene todo el potencial para hacerlo.