¿Quién iba a imaginar que un pequeño virus generaría caos en el mundo entero? Ningún arma forjada por los seres humanos, ninguna granada, ni misil o ametralladora podrá acabar con el coronavirus. Solo el esfuerzo colectivo, las políticas adecuadamente orientadas y la ciencia nos podrán ayudar en estos tiempos de crisis.
Todo nuestro poderío militar es inútil ante la propagación de un germen tan contagioso como este. Ha golpeado el orgullo humano. Confinamos a las demás especies del planeta a espacios cada vez más reducidos, depredamos sus ecosistemas y afectamos su condiciones de vida. La tasa de extinción es 100 a 1000 veces por encima de lo normal desde la aparición del ser humano. Ahora la naturaleza nos da un poco de nuestra propia medicina.
Hemos sido forzados a recluirnos en nuestras casas. Ahora sentimos de manera atenuada lo que viven los animales en un zoológico. Nos da miedo que no haya disponibilidad de alimentos ni de medicinas pero privamos de recursos esenciales a los demás seres vivos del mundo. La naturaleza nos está enviando un mensaje. Una fuerte exhortación. Está sacudiendo a la humanidad. Quiere ser escuchada.
El famoso astrónomo Neil de Grasse Tyson afirmaba: “Con nuestro comportamiento solo vamos a hacer inhabitable este planeta para nosotros mismos, acompañando a los dinosaurios, trilobites y un sinnúmero de otras especies en el Salón de la extinción, a menos que tengamos la voluntad de convocar todo nuestro ingenio para que nuestra especie pueda soportar un poco más". (Cosmos, capitulo 9 , "los mundos perdidos de la Tierra).
Virus potencialmente pandémicos tienen como reservorios especies exóticas. El tráfico, la caza y la comercialización de animales salvajes es considerado como una bomba de tiempo para la propagación de gérmenes peligrosos.. Otros factores que nos predisponen es la extensión de zonas urbanas hacia los bosques y la sobrepoblación. Una de las consecuencias del cambio climático es el surgimiento de nuevos virus.
Todo el daño que le hagamos a la Tierra, se nos devolverá. Ahora llevamos sobre nuestros hombros el peso de todo un planeta. La conexión que usted y yo tenemos con las demás especies, con las otras personas y con este mundo nos implica profundamente con ellos, nos hace responsables de su futuro. Toda acción u omisión nuestra afectará significativamente a la vida en la Tierra y la palabra “vida” , incluye a nuestros hijos y a todo lo que amamos. ¿Qué podemos hacer?
Primero, elijamos bien a los gobernantes. Con esta pandemia hemos comprobado que la ineptitud de los individuos que ostentan el poder representa graves consecuencias. Las medidas de aislamiento a tiempo hubieran prevenido muchas muertes. Son los políticos los que deciden(al final) si se otorgan licencias de explotación en parques naturales, si se implementa el fracking o no, ellos pueden restringir la deforestación, aumentar o disminuir la inversión en ciencia y educación. El tamal, el ladrillo o el mercadito a cambio de un voto, no mejorarán la vida de nadie, la situación seguirá igual.
Segundo, las pequeñas acciones de cada ciudadano cuentan. Usar una bolsa reutilizable, reciclar, guardar la basura en el bolsillo y esperar para dejarlo en un recipiente. Acatar el aislamiento preventivo. Exigir sus derechos al gobierno.
Tercero, informarse. Edúquese, lea, no se quede con lo que los medios le dan. Un pueblo educado no es fácil de dominar. Por ignorancia quemaron a unos inocentes murciélagos pensando que iban a transmitir el coronavirus. Por ignorancia casi linchan a unas personas en el Huila porque estaban contagiadas con el Covid-19.
