Germán Vargas Lleras es uno de las figuras públicas con mayor reconocimiento y favorabilidad en Colombia gracias a una larga campaña presidencial, que ya va por los siete años y que en este año debe comenzar a resolverse decidiendo en qué bando político se ubicará y qué sectores lo apoyarán.
Su carrera política no se puede definir como coherente, más bien está llena de contradicciones y giros según los vientos políticos. Durante este cuatrienio, por ejemplo, ha criticado duro a Santos sobre la paz y los impuestos y callado casi todo el tiempo sobre la corrupción y problemas del gobierno.
Vargas Lleras ha sido liberal, galanista, uribista, santista y ahora se propondrá, seguramente, como lo hizo en 2010, como candidato de centro derecha para apelar a la mayoría conservadora del país, que gusta de arriesgarse poco, temer al cambio y anhelar orden y gritos. Seguramente Lleras adobará su campaña con cierto populismo que él muy bien maneja. Al fin y al cabo, él nunca ha tenido problemas para saltar de un bando a otro. Nadie sabe si terminará siendo el candidato del partido del que es dueño o hará alianzas con la U, o el liberalismo o hasta con el Centro Democrático.
Vargas Lleras es el jefe de una dinastía política fundada por su abuelo y al igual que Uribe Vélez, viene del Partido Liberal. Nació en 1962 y es nieto del expresidente Carlos Lleras Restrepo. Germán Vargas Lleras inició su carrera política en 1981 en el Nuevo Liberalismo, liderado por Luis Carlos Galán. Fue secretario general del Partido Liberal en 1990 y de 1992 hasta 1998 fue concejal de Bogotá. En 1998 fue elegido senador por el Partido Liberal y se convirtió en el principal crítico de las negociaciones de Pastrana con las Farc.
Esta oposición lo acercó al entonces candidato disidente liberal Álvaro Uribe. En el 2002 salió del Partido Liberal a respaldar la candidatura de Uribe a la Presidencia y fue elegido senador por el Movimiento Colombia Siempre de Juan Lozano. En el 2003 Vargas Lleras se unió al movimiento Cambio Radical fundado en 1998 por un grupo de exgalanistas, partido del cual sería elegido presidente en el 2004. En el 2005 apoyó la primera reelección de Uribe y fue reelegido senador.
En el 2010 lanzó su candidatura a la Presidencia de la República con el partido Cambio Radical, oponiéndose a una segunda reelección de Uribe pues veía amenazada su carrera política. A pesar de haber quedado eliminado en primera vuelta, obtuvo una votación inesperada que le sirvió para ser nombrado ministro del Interior en el primer gobierno de Santos y vicepresidente en el segundo.
Durante siete años se ha dedicado a hacer campaña por todo el país con dinero de nuestros impuestos a través de los programas de viviendas gratis y autopistas de cuarta generación (4G).
Quienes lo han estudiado y lo conocen de cerca lo describen como un microgerente y en ese aspecto lo comparan con el jefe del Centro Democrático, cualquier pequeñez que deba decidirse pasa por sus manos. Dicen que es bravo y duro como su abuelo, el presidente que se hizo famoso por salir en televisión manoteando en su escritorio, y mandando a dormir a todos los colombianos a las ocho de la noche después de las elecciones entre Misael Pastrana y Rojas Pinilla en 1970. Como si eso fuera poco, Vargas Lleras es teniente de la reserva del Ejército, lo que despierta mucha simpatía entre los militares.
Vargas Lleras no tuvo reparos para alentar las marchas contra la reforma tributaria que alentó e hizo aprobar el gobierno del que hizo parte u oponerse a la ley de orden público que permitiría avanzar en la implementación de los acuerdos de La Habana sobre los cuales sin sonrojarse expresó sus reparos en público. Sobre el tema de paz jamás dijo nada a favor. Mientras todo el gobierno buscó votos para el plebiscito e hicieron del tema la bandera de gobierno, Vargas Lleras nunca modificó su perfil en Twitter, con casco y overol se mostró como el arquitecto que necesita Colombia, pero no, como el convencido de que acabar con el conflicto armado con las Farc significa un importante paso para nuestro país.
Lo del reciente coscorrón a su más cercano colaborador y sus aparentes disculpas públicas no son más que una muestra de lo que es capaz de hacer con las personas. No creo que le guste la movilización social, ni la protesta laboral como en las democracias más avanzadas y a pesar de autodenominarse liberal, no creo que le guste concederles derechos a las minorías. En materia social, todos los reclamos que le hemos hecho a Santos se los vamos a repetir a Vargas de llegar a ser presidente.
No veo a Vargas Lleras en negociaciones
con los sindicatos y los trabajadores.
Menos concediendo derechos sociales o laborales
No veo a Vargas Lleras en negociaciones con los sindicatos y los trabajadores. Menos concediendo derechos sociales o laborales. Se dedicará a seguir cultivando burocracia y clientelismo para sus aspiraciones personales y políticas. Al fin y al cabo, esa es su profesión, así sea aliándose con cuestionados políticos ya investigados y condenados por la justicia.
Vargas Lleras tiene más posibilidades de ser elegido gracias a la división de la izquierda que, aún unificada, no parece capaz de contener la llegada del candidato de derecha que se le proponga al país que seguro profundizará la desigualdad social y nos pueda devolver a la guerra.
Así las cosas, no se vislumbran mejores condiciones sociales y políticas para los trabajadores. El sindicalismo debe seguir poniendo de presente la agenda de trabajo decente y los avances democráticos que se acordaron en La Habana para los movimientos sociales dentro de los cuales se encuentran los sindicatos.
Publicada originalmente el 24 de enero de 2017