Los que nacimos en Barrancabermeja sabemos la importancia de la refinería, no solo para la historia de la ciudad, sino para la energía del país. Alrededor de este gran complejo de equipos para la refinación de petróleo, que acaba de cumplir 95 años, se ha forjado una ciudad y también miles de historias de “La capital petrolera de Colombia”. Para algunos, Barrancabermeja era una refinería con ciudad, para otros ha sido una ciudad con Refinería. Lo cierto ha sido que la vida social y económica está atravesada por la dinámica de la vida petrolera en general. Su actividad marcaba el ritmo del tiempo y de la vida de toda la población.
Los barranqueños nos despertábamos con el famoso pito de la refinería que sonaba cerca de las cinco de la mañana y volvía a sonar a las cuatro de la tarde. En medio del silencio del pueblo, antes del amanecer, se escuchaba el estruendoso silbido producido por la liberación a la atmosfera de vapor con 175 libras de presión, por un conjunto de tuberías con forma de pito, ubicadas en una de las plantas eléctricas de la refinería. En la convención colectiva de trabajo, aún vigente, se hacen muchas referencias a los trabajadores con horario de “pito a pito”.
Ese pito se silenció para siempre el 21 de febrero de 2003, hoy hace 14 años, fecha en la que los trabajadores sindicalizados lo accionaron varias veces, cerca de las once de la mañana, para alzarse contra la barbarie de Álvaro Uribe Vélez e Isaac Yanovich quienes buscaron a toda costa acabar a la USO, sin lograrlo. Fue un acto simbólico para oponernos a quienes querían borrar de la memoria emocional y de la cotidianeidad la idea de que la refinería era de todos. Se abría el camino de la privatización. Un modelo para hacer de las suyas a espaldas de la gente. Conciertos para delinquir como el de Reficar y otras cositas.
Ese día de levantamiento popular, los trabajadores se tomaron la refinería, la apagaron y posteriormente fueron desalojados por la fuerza pública. Esa jornada de protesta era el preludio de la gran huelga nacionalista de 2004.
En 2001, pocos años antes, el dirigente sindical de Barrancabermeja, Rafael Jaimes Torrá había sido asesinado por paramilitares en asocio con empresarios locales. Un año antes también fue secuestrado y asesinado por paramilitares el compañero Aury Sará Marrugo, dirigente sindical de la refinería de Cartagena, quien lideró lo que mucho tiempo después sería la ampliación de esa refinería. Se trataba de acabar con el liderazgo nacionalista y consciente de las gentes del petróleo.
Así las cosas, la historia de la refinación en Colombia y la historia de la refinería de Barrancabermeja no solo está llena de inversiones económicas, como lo hizo ver el gerente en sus publirreportajes, con ocasión del aniversario, sino de trabajadores y líderes sindicales que dieron su vida en defensa de la nacionalización del petróleo.
La dirigencia de Ecopetrol hace visibles los activos físicos, pero desprecia la obrería, los profesionales y sus dirigentes. No somos reconocidos como el recurso más valioso. En esa misma refinería en 1971 fue asesinado por agentes del Estado el activista sindical Fermín Amaya en medio de una huelga realizada por la USO ese año y en 1988 en las calles de la ciudad también lo había sido Manuel Gustavo Chacón. A ninguno de ellos los recuerdan en la administración de la empresa, esa historia la quieren borrar.
Hoy, 95 años después, la refinería de Barrancabermeja está en un estado deplorable. Mientras la refinería de Talara en Perú cuando cumplió los mismos años fue sometida a una modernización, la de nuestra ciudad ha sido condenada al abandono. Justo cuando se hicieron demasiados esfuerzos para modernizarla, todo se vino al piso por falta de voluntad política.
La USO, por el contrario, tuvo la madurez y la decisión de firmar un acuerdo de relacionamiento sindical con Ecopetrol S.A. para garantizar que conflictos laborales como los de Cartagena en la construcción de Reficar no se repitieran.
La USO junto con otras fuerzas vivas de la ciudad, incluyendo el mismo alcalde, han reclamado del gobierno nacional la necesidad de modernizar la refinería de Barrancabermeja. La respuesta del gobierno y de Ecopetrol S.A es que no hay plata, las respuestas de los mismos que no hicieron nada para frenar los sobrecostos en la refinería de Cartagena con los que se habría podido modernizar la nuestra. En el fondo han venido creando una situación de obsolescencia, de chatarrrización para depreciarla y sacarla a la venta con la falsa teoría de ser inviable y así entregarla al capital privado.
Han venido creando una situación de chatarrrización
para depreciarla y sacarla a la venta con la falsa teoría de ser inviable
y así entregarla al capital privado
La refinería de Barrancabermeja ahora se apaga por una lluvia o por cualquier falla eléctrica. Ya desde hace varios meses, por ejemplo, una planta que produce 12 000 barriles diarios de gasolina está fuera de servicio y no se tiene prevista ponerla en funcionamiento. Otros activos importantes, como la planta de parafinas, están al borde de cerrarse como ya ocurrió con la de ciclohexano hace dos años.
La modernización de la refinería no es un capricho para la ciudad, es una necesidad para el país, es la caja menor del Estado Central porque de lo contrario en poco tiempo nos veremos obligados a importar más y más combustibles, a dejar sin recursos de emergencia al poder central y a perder nuestra soberanía energética.
Pero el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, no escucha el reclamo del pueblo, tampoco lo hace Orlando Díaz Montoya el gerente de la refinería, ellos solo saben repetir que no hay dinero y suelen satanizar las posiciones de los trabajadores y del sindicato con quien tampoco hablan por la soberbia y la tradicional práctica empresarial colombiana que se mueve bajo la lógica de que la mejor organización sindical es la que no existe.
Que los 95 años de la refinería de Barrancabermeja sea una oportunidad para volver a declarar el valor del petróleo y sus derivados como un asunto de interés nacional y simultáneamente para hacer un homenaje a todos los trabajadores y las trabajadoras que la hacen posible, a los miles de tercerizados explotados que reclaman formalización laboral y mejores condiciones laborales, a los caídos en la lucha sindical y popular. Que sea la oportunidad para alzar más la voz por la necesaria ampliación y modernización y para reflexionar sobre la imperiosa necesidad de que nuestro país avance en la implementación de más y mejores energías amigables con el medio ambiente.
En medio de un país que se convoca por la paz, en medio de la reparación colectiva y la memoria histórica que la ciudad y la USO reclamamos, se hace necesario que Ecopetrol S.A. nos devuelva el pito, que no es otra cosa que devolvernos la memoria de que esta empresa es de todos los colombianos, pero también que entienda sin aplazamientos que la modernización de la refinería de Barrancabermeja es un imperativo inaplazable para la salud económica del país.