Ha pasado poco más de un siglo desde que las empedradas y escazas calles de Cali eran iluminadas por lámparas de mecha alimentadas por petróleo que luego fue remplazado por alcohol. Fue con la entrada en funcionamiento de la primera planta de generación eléctrica en 1910, cuando se abrió la posibilidad para instalar focos alimentados por electricidad. Sin duda alguna se constituyó en uno de los factores de modernización de la incipiente capital del Valle del Cauca. De esta manera, la vida en el espacio público comenzaría a transcender la luz del día.
Hoy nuevamente en Cali, este factor de modernización debe hacer parte de la agenda pública. ¿Cómo lograr una mejor iluminación del espacio público? ¿Cómo hacer que esta sea más eficiente en el consumo de energía? ¿Cómo lograr que además de las lámparas el sistema permita la trasmisión de información para mejorar las condiciones de vida de la población? ¿Cómo lograr tarifas justas de este tributo? Las respuestas deberán hacer parte de la propuesta para el futuro del alumbrado público en Cali.
El modelo actual fue adoptado hace más de 23 años. Ha consistido en contratar una parte de la administración, la totalidad de la operación y el mantenimiento con el empresario William Vélez, además de los proyectos de modernización y expansión de la ciudad. Primero se contrató con su empresa Megaproyectos y en el último año con Cali Iluminada. El balance: persiste la percepción de inseguridad, no hay consumos eficientes energía, es un sistema de alumbrado público que no se ha logrado modernizar en su totalidad y está lejos de acercarse a los estándares de ciudades inteligentes. Por último, el empresario tiene las pretensiones que el distrito le reconozca por vía judicial 70 mil millones adicionales.
De hecho, el empresario William Vélez es considerado el “zar de las basuras” y se podría agregar, el del alumbrado público por las decenas de concesiones, participación en empresas mixtas y contratos de AOM suscritos en todo el país. Sin embargo, existen experiencias que han decidido no continuar en manos de Vélez. En Villavicencio, su alcalde Felipe Harman, acabó la concesión que llevaba más de 20 años. En su remplazó creó una Empresa Industrial y Comercial del Estado (EICE), Alborada. Esta empresa pública está modernizando el alumbrado utilizando los excedentes generados por el ahorro en el consumo de energía por la instalación de tecnología LED, logrando demostrar que la concesión de Vélez dejó de invertir 55 mil millones de pesos.
En Cali, el próximo 30 de junio se vence el contrato con Cali Iluminada de propiedad del empresario William Vélez. Es una oportunidad para revertir el modelo ineficiente que ha operado hasta el momento. Emcali en su condición de empresa EICE puede lograr la modernización del sistema de alumbrado público en la ciudad, tiene incluido en su objeto social la prestación del servicio, cuenta con experiencia, tiene integrado el servicio de conectividad y ahora, cuenta con el musculo financiero por cuenta de la extinción de la deuda con la Nación. El modelo del Villavicencio es un referente importante, se requiere la convicción y voluntad en lo público.