No me gusta la manera de hacer periodismo de César Augusto Londoño. No me gusta su defensa a las directivas de Millonarios. No me gusta que haya escogido a Juan Felipe Cadavid como el reemplazo de Oscar Rentería y creo que se ha tirado El Pulso del Fútbol. Pero es hora de pedir vehemente a las autoridades que cuidan a César Augusto Londoño. En su espacio diario en Caracol ha atacado, como corresponde, la actitud solapada del jefe de la barra de Los del Sur, Felipe Muñoz, de tratar de disfrazar de ONG su banda de desadaptados. Como a tantos otros colombianos Londoño se ha indignado por el chantaje al que han sometido los barristas a las directivas de Nacional. ¿Cómo así que hay que pagarles para que no roben? Además de darles boletas para todos los partidos del Nacional, los Ardila tenían que repartir cerca de 1.500 millones para las obras sociales de estas hermanitas de la caridad. Lo que merecen es cárcel.
Felipe Muñoz es un sicólogo que se expresa muy bien en medios. Algunas eminencias de la ciudad han protegido sus gestas con la barra. Incluso el alcalde de Medellín lo ha defendido a muerte. Cuando el cochambroso manto de la política cubre a estas barras no hay marcha atrás. Eso fue lo que pasó en Argentina y lo convirtió en un mal endémico. Ese error no se cometió e Inglaterra en donde fue más fácil y efectivo erradicar a los holligangs de los estadios. ¿Cuántos de estos miembros de barras no formaron parte de la Primera Línea durante el estallido social? ¿Cuántos hacen parte de la nómina de la alcaldía fungiendo como gestores sociales? Y ojo que este consentimiento no fue idea sólo de Daniel Quintero, Fico Gutierrez también los mimaba, los empoderó.
Ahora, no conforme con tener que soportar sus desmanes en cada carretera del país, en las afueras de los estados donde juega el Verde, también hay que soportar que se amenacen periodistas que están diciendo verdades de a puño: buena parte de estos integrantes de barra son drogadictos, atracadores, matoneadores y fuerzas paramilitares que son capaces de pedir cédula o desnudar a un muchacho en la calle buscando evidencias de que son hinchas de otros equipos que no son de su agrado. Y en eso César Augusto ha tenido la valentía de defender a los hinchas que quieren regresar al estadio con sus familias, de condenar a los violentos que están arruinando a los equipos porque el tal amor que profesan no existen, ¿Qué amor pueden tener Los del Sur por Nacional si lo único que buscan son prevendas, si fueron capaces de condenar a su equipo a no jugar en el estadio en un momento tan importante de la temporada, de la Copa Libertadores? ¿Qué amor puede haber hacerle perder al Verde de Antioquia 1.500 millones de pesos?
Los violentos ataque en Twitter contra César Augusto necesitan encender las alertas de la policía, de los periodistas. No puede ir el señor Felipe Muñoz amenazando tan campante a los que los cuestionan. ¿No se dan cuenta que ellos son el cáncer del fútbol colombiano?