No sé porque tiene que pasar lo que no se espera. Esa manía de llover cuando el Ideam dice que va a haber sequía es algo muy molesto. Uno no se prepara, no saca sombrilla y ¡zuas! Cae tamaño chapuzón y nos deja empapados hasta los huesos.
Lo mismo está pasando en estas elecciones. Tampoco esperábamos nada de emoción en la campaña presidencial. Todo venía siendo tan soso…, nadie se portaba mal o mostraba el trasero o le tiraba un vaso de agua al contendor, como alguna vez lo hizo Mockus.
Peñalosa tan bien comportadito parecía una monjita de la caridad que despierta apenas una tierna sonrisa, pero ni un mal pensamiento. Zuluaga con el mismo sonsonete de Uribe ya nos tenía cansados, (hagan la prueba, cierren los ojos cuando él habla y tendrán la impresión de estar escuchando al Ubérrimo en persona). Martha Lucía en cambio decidió no hablar, cosa rara en ella, pero se tapó la boca. Por su parte Santos en campaña es como Santos en gobierno, promesas y promesas, que nadie le cree. Finalmente a Clara la tuvieron que mencionar en los medios por detalles insignificantes, sus viejos amores con nada menos que un fogoso joven liberal.
En fin, la campaña era toda una aburrición. Ni peleas, ni ideas, ni grandes demostraciones, ni siquiera invasión de publicidad.
Hasta que aparecieron los “hackers éticos” y tembló el escenario político. Ni siquiera el escandalito anterior de los 12 millones de dólares entregados por los narcos a J. J. Rendón o a su socio Chica, tuvieron tanta atención como estas nuevas chuzadas descubiertas por un fiscal que nos está debiendo todavía explicaciones sobre esas otras, las de Andrómeda.
Del silencio o los susurros se pasó al escándalo, se rasgaron vestiduras, se escuchó rabia y crujir de dientes. El fiscal al frente de su tropa allanó una residencia donde se chuzaba al candidato presidente y al proceso de paz. Detuvieron al hacker mayor y anunciaron principio de oportunidad que no es otra cosa que negociar con la justicia para aventar a todo el mundo. ¡Quién dijo nervios! Correrá sangre en la arena, ¡vivan las corralejas políticas!
Me da la impresión que ante tanta falta de debates serios lo que están buscando los candidatos son escándalos a cualquier precio para ver cómo le quitan puntos en las encuestas al contendor. Los del Centro Democrático se aprestaban a hacer fiestas con el tema de J. J. y les aguaron la fiesta con estas chuzadas tan oportunamente descubiertas.
Esperemos el nuevo o los nuevos escándalos, porque las encuestas tienen a más de uno con los nervios de punta. A Peñalosa, porque desperdició como buen alumno de Mockus la ola verde de esta elección. Se creció solito y desde su pedestal se quedó inmóvil. Pero ese pedestal se redujo y quedó de la altura de un bolardo.
Zuluaga trabajando duro y con el respaldo decidido de su partido, subió hasta pisarle los talones al presidente. Habrá que ver si las chuzadas logran desinflarlo. Y Juan Manuel, como quiere que le digamos en época de campaña, cuenta los días con afán buscando llegar a la elección con un pequeño margen de maniobra para la segunda vuelta.
Pues llegó la hora de que todos y todas hablen de verdad, que hagan un debate serio, que se muestren y dejen de escudarse en encuestas o escandalitos que nada le dice a los electores. O debate o se callan del todo y nos dejan dos semanas en silencio para reflexionar. Pero, ¿qué tal que en esos días el voto en blanco se dispare?
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