El bajo rendimiento de la Selección Colombia en la Copa América tiene descontentos y desilusionados a muchos colombianos que esperaban celebrar victorias y más victorias. Normal, a nadie le gusta perder. Lo triste del caso son aquellas personas que han llegado a insultar a los jugadores del combinado nacional. Sí señores, insultar y menospreciar.
Los mismos que hace un año alababan y rendían pleitesía a los jugadores de la Selección hoy los menoscaban, solo por unos simples partidos en los que no han jugado bien. Las cosas no son así.
Recuerdo frases como: “James es el mejor del mundo, va ganarse el balón de oro”, era frecuente escucharlas, y hasta tenían razón, con ese rendimiento cualquiera podría ganarse el balón de oro. Nada parecida a la anterior frase se escuchan hoy palabras como: “James no suda la camiseta, solo juega en el Madrid. Colombia no le importa”. El James de hoy es el mismo del mundial, que no sobresalga durante el partido no significa que haya perdido la magia, que no ame la selección, o peor, que Colombia no le importe. Son humanos igual que usted, yo y todos, por lo tanto tienen puntos altos, medios y bajos.
En los puntos altos celebremos con ellos, en los medios luchemos y en los bajos, suframos juntos. No podemos acompañarlos solo en las victorias.
Es tan penosa la situación que a María Del Pilar Rubio, madre de James Rodríguez, le tocó defender a su hijo debido a los insultos. La mamá del 10 trinó: “Hoy es un día de esos que le toca a uno leer una cantidad de vulgaridades… yo sigo orgullosa de mi hijo y la selección sigo creyendo”.
De igual forma han tratado al ‘tigre’ Falcao. El 9 no ha vuelto a ser el mismo desde su lesión (que lo dejó fuera del mundial pasado). Ha perdido un poco de esa garra y habilidad que lo sitúo entre los mejores del mundo. En la Copa América no ha brillado y aun no consigue marcar un gol, pero puede llegar. Muchos de los que celebraron sus maravillosos goles en la eliminatoria contra Paraguay o los dos goles de penalti frente a Chile que nos dieron la clasificación al mundial, hoy lo critican y menosprecian.
¡Qué mala costumbre!, los apoyamos cuando ganan, pero los destruimos verbalmente cuando pierden.
