Los grandes medios de comunicación en Estados Unidos informan las actuaciones políticas de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México y Gustavo Petro, presidente de Colombia, dos altos funcionarios comúnmente mencionados como ‘leftists’ (izquierdosos), que además se han reunido en varias ocasiones. Como veremos, el trato mediático a los dos mandatarios es muy distinto.
La prensa de Estados Unidos en lo referente a América Latina parece obsesionada con atacar al presidente de México López Obrador (AMLO). Después de 5 años de gobierno, AMLO continúa siendo muy popular en su país: el presidente ha mantenido un índice de aprobación de por lo menos el 60% durante su presidencia, lo que lo convierte en uno de los líderes más populares del mundo. Y no debe sorprender.
Porque sus políticas han beneficiado al pueblo como nunca antes: aumentos sustanciales a salarios de maestros; aumento a las pensiones a los mayores de edad, v.g. los casi 2 mil millones de dólares presupuestados para el programa este año representan un aumento de más del 600% en comparación con 2018, según la firma de análisis México Evalúa; y las siguientes reformas: el aumento del salario mínimo en dos dígitos cada año, el aumento de los días de vacaciones obligatorios, la reducción de los salarios gubernamentales, la eliminación de puestos gubernamentales superfluos, y la obligación de que las grandes empresas paguen sus impuestos.
Las políticas del presidente también han tenido un impacto práctico: un informe reciente del Coneval mostró que la pobreza en México había disminuido casi seis puntos porcentuales desde 2018, lo que significa que más de 5 millones de mexicanos salieron de la pobreza desde que López Obrador asumió el cargo, AMLO ha dado marcha atrás al intento de entregar la industria del petróleo a empresas gringas; ha rescatado la refinación de petróleo en México; y promovido el desarrollo económico del sur del país.
A eso hay que añadir que AMLO excepcionalmente sale del país, les habla a los ciudadanos todos los días en sus mañaneras, llama mentirosos a sueldo a los periodistas pagados por las derechas y las grandes empresas, y le dice a Biden que no sea entrometido, que el problema del fentanilo es un problema gringo, no de México.
Sin embargo, en la prensa estadounidense y la extranjera en general todo lo que hace AMLO les jode: publican artículos de fondo en los que se apresuran a señalar las “muchas deficiencias” de AMLO: su “incapacidad” para abordar la violencia, sus esfuerzos por socavar las “normas democráticas”, su obsesión por los “combustibles fósiles” y su dependencia de los militares. Como si en Estados Unidos no existiera una violencia irracional y balaceras diarias, donde las ‘normas democráticas’ brillan por su ausencia, y donde el Pentágono campea por su respeto.
¿Y Petro? Por el contrario, los medios norteamericanos no le hacen mucho caso a Petro. Artículos sobre Petro son escasos, y cortos. No es blanco de críticas a sus políticas económicas.
Su popularidad en Colombia se ha erosionado en sus 15 meses de gobierno llegando el pasado mes de octubre a solo el 30%. Casi siempre está fuera del país, ha realizado 28 viajes al exterior, con frecuencia llega horas más tarde de lo programado para viajar o incumple citas previamente agendadas en el país o en el extranjero.
Salvo la reforma tributaria que no se diferencia sustancialmente de las de gobiernos anteriores, sus reformas, laboral, pensional, de salud no han sido aprobadas y su trámite no cuenta con los votos necesarios para convertirse en leyes de la república. Se proclama defensor mundial del medio ambiente, pero acepta la construcción de una base militar financiada por los Estados Unidos en la hasta ahora protegida isla de Gorgona y le propuso a la general Laura J. Richardson, Jefe del Comando Sur crear una fuerza militar para proteger la Amazonía.
En su viaje a Washington sonreía permanentemente, se refirió a los líderes políticos gringos como sus “grandes amigos.” Petro fue uno de los 11 invitados de absoluta confianza de Biden a la reciente reunión Cumbre de Líderes de la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica realizada en Washington para fortalecer aún más los lazos económicos de Estados Unidos con Latinoamérica.
La gran prensa norteamericana que se guía por los consejos de la Casa Blanca y el Departamento de Estado han dado escasa cobertura a las visitas de Petro. Nada más pueden hacer ya que no se trata del primer ministro de Australia u otros países que aparecen en conferencias de prensa conjuntas con el Presidente de EE. UU. Mas bien lo muestran simplemente como “líder de izquierda” amigo de Biden, que no provoca ningún comentario negativo.
De vez en cuando se encuentra alguna noticia breve en la prensa sobre los vaivenes del proceso de paz en Colombia. O con alguna preocupación con la “estabilidad” de Colombia cuando se informó a principios de este año que “miles de manifestantes en coches y motos han salido a las calles de las principales ciudades de Colombia para rechazar las recientes subidas de precios de la gasolina que han incrementado drásticamente el precio del combustible en el país sudamericano”.
Pero aún los mismos servicios noticiosos, como la Associated Press, que poco mencionan y nunca critican la actuación política de Petro en Colombia se han fijado en algunos detalles de la “performance” de Petro fuera de su país.
Informando, por ejemplo, que el presidente colombiano intentó vanagloriarse de aplausos en la ONU dedicados en realidad a otro discursante. O cuando casi tildan a Petro de ser un fantoche, calificando con sorna el discurso de Petro en la ONU sobre el cambio climático como una especie “de profecía siniestra con lenguaje grandioso” [ominous prophecy with grandiose language].
*Profesor emérito de la Universidad de California (Irvine).