En cuanto a los actos ocurridos tras el asesinato de Javier Ordóñez es absurdo y descarado preguntar: ¿qué pasó y por qué paso?
¿Qué le puede pasar a un país en el que algunos políticos se han robado nuestros impuestos y de modo cínico son enviados a la casa por cárcel, mientras que muchos pobres están en las cárceles durante varios años sin habérseles definido su situación jurídica?
¿Qué le puede pasar a un país cuando las estadísticas de derechos humanos en desapariciones llegan a cerca de 120.000 personas, y sus familias siguen sin tener respuesta? (Véase: Desaparecidos en Colombia por el conflicto armado son más de 120.000, dicen ONG) ¿Qué le puede pasar a un país en el cual existe una ley antisecuestro, pero no una ley antidesaparición y menos forzada?
¿Qué le puede pasar a un país en el que es necesario crear un estatuto de la oposición? ¿Qué le puede pasar a un país que se hace llamar “la democracia más antigua del continente”, pero es al mismo tiempo uno de los más violentos y desiguales? ¿Qué le puede pasar a un país en el cual pensar diferente cuesta la vida?
Ante este panorama, es ciertamente absurdo y descarado preguntar: ¿qué pasó y por qué paso?
¿Qué le puede pasar a un país cuando miles de jóvenes salen del colegio y luego deben competir por unos pocos cupos para ingresar a la universidad? ¿Qué le puede pasar a un país en el que el futuro de los jóvenes es el endeudamiento, el empleo informal y la frustración de muchos de sus sueños y esperanzas?
¿Qué le puede pasar a un país que convierte la enfermedad en un negocio, y en el cual muchos no tienen un servicio médico digno?... Es más, ¿por qué Luis Carlos Sarmiento Angulo y los otros grandes ricos del país no están afiliados al Sisbén? ¡Podrían hacerlo en nombre de “la democracia más antigua del continente”!
¿Qué le puede pasar a un país donde la mayor parte del trabajo (cerca del 48,5%) es informal? (Véase: Empleo informal creció 0,5 puntos y alcanzó el 48,5%) ¿Qué le puede pasar a un país en el que cada vez hay menos posibilidades de obtener una pensión, y que condena, por tanto, a la tercera edad a la pobreza?
¿Qué le puede pasar a un país donde miles de familias no tienen vivienda, y las que la tienen viven en espacios reducidos e inhumanos?... De hecho, ¿por qué nuestros más “eminentes” políticos no “disfrutan” de estas “acogedoras” viviendas? ¡Podrían hacerlo en nombre de “la democracia más antigua del continente”!
¿Qué le puede pasar a un país donde hay más de 5 millones de desplazados, muchos de ellos además revictimizados cada vez que han reclamado sus tierras? ¿Qué le puede pasar a un país que llama “homicidios colectivos” a las masacres (no es inútil recordar que en esta pandemia ya se registran aproximadamente 50)? ¿Qué le puede pasar a un país en el cual hay más de 500.000 exiliados, muchos de ellos grandes pensadores, científicos, políticos e infinidad de riquezas humanas? (Véase: Exilio colombiano: Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras).
¿Qué le puede pasar a un país que tiene muchos héroes, pero estos son asesinados por quienes quieren la democracia de los cementerios: donde reina el silencio absoluto, nadie se mueve y todos se dejan ubicar donde desea el sepulturero… de la democracia?
Aun así —y, claro, en nombre de “la democracia más antigua del continente”—, los políticos tradicionales y los multimillonarios de Colombia hacen la absurda y descarada pregunta: ¿qué pasó y por qué paso?
¿Acaso no se reconocen? Pues son ustedes quienes han dirigido al país a este mar de violencia. Sí, son ustedes quienes, desde las instituciones, han diseñado la nación, la cultura, la economía, la sociedad en la que nos tienen hundidos y olvidados. Aquí no hay buenos y malos como pretenden hacernos creer para dividirnos. ¡Los responsables de la situación actual de Colombia no son más que ustedes!
No sigan haciendo preguntas de las que ustedes mismos ya saben las respuestas. No busquen las enfermedades de este país en el pobre, en el desempleado, en el desnutrido, en el que no tiene estudio ni techo, en el desplazado, en el desaparecido, en el exiliado. Ustedes saben lo que le puede pasar a este país si sigue así. Pero también saben lo que le puede pasar a este país cuando todo cambie y, al fin, podamos decir con sinceridad y orgullo: ¡democracia!
Porque queremos vivir y vivir bien, es que buscamos la paz. Porque queremos vivir y vivir como nos lo merecemos, porque estamos en un país rico en biodiversidad, porque valoramos la vida, es que la defendemos. Porque sabemos el valor de la vida es que creemos en la paz y somos pacíficos. Si no, ¿cómo se explica que hayamos sobrevivido a un conflicto armado de más de 50 años?
* Filósofo y Especialista en Derechos Humanos.