La renuncia del astro Lionel Messi a la selección argentina tras la derrota en la Copa América seguramente fue una decisión tomada con rabia, con tristeza, una decisión del momento que muy posiblemente será echada para atrás con el correr de los meses.
Si bien es cierto que el de Rosario, el mejor jugador de la historia —probablemente por encima de Pelé y Maradona—, a sus 29 años no ha podido cuajar una buena actuación con la albiceleste de mayores, también lo es que su mala suerte y a veces su mal desempeño con la selección han estado ligadas a una serie de situaciones infortunadas.
Al genio del Barcelona, con razón, se le cuestiona por no haber podido hasta ahora ganar la Copa América y mucho menos un campeonato del mundo. Pero seamos francos: si jugando mal Messi Argentina hubiera sido campeón no estuviéramos en esta discusión.
¿A qué viene ese comentario? A que por ejemplo Higuaín se tragó goles infames en la final del mundial ante Alemania y también el domingo pasado ante Chile. Las de Higuaín eran jugadas que hubieran cambiado el curso de los partidos a los que hago referencia.
Pero desde luego es entendible que hay que caerle en cuanto a responsabilidades al mejor. Es entendible también que en Argentina, y en el mundo en general, queremos ver a Lío echarse el equipo a sus hombros, como lo hizo Maradona en 1986 que con un grupito bastante discreto —el del médico Carlos Salvador Bilardo— se hizo campeón en el Mundial de México.
Caso distinto, para mí, es el de Pelé. A los 17 años fue campeón en Suecia-58 con un equipo de ensueño. Con un once que sin Pelé también hubiera sido campeón. Para ese momento Garrincha, Didí y Vavá no estaban por debajo del jugador del Santos. En Chile-62, Pelé, así hubiera figurado en la nómina campeona, prácticamente no jugó por lesión y fue reemplazado maravillosamente por Amarildo. Y en México-70 selló sus participaciones en los mundiales con el título, también con un equipo fabuloso del que hacían parte entre otros Tostao, Carlos Alberto, Gerson, Rivelino y Jairzinho.
Messi, en cambio, no ha contado en Argentina con la suerte que tuvo Pelé en Brasil, pero tampoco ha tenido el coraje —o los cojones, como dicen en Argentina— que tuvo Maradona en México-86. Messi siempre ha contado en la selección con buenos jugadores, pero tampoco del otro mundo. O si no pregúntenle a Higuaín y a Di María.
Los técnicos no le han ayudado mucho:
en 2006 fue dirigido por Pékerman, quien banqueó ante Alemania,
en 2010 tuvo a Maradona, y ahora el Tata Martino, salido del Barsa por la puerta de atrás.
Adicionalmente, los técnicos tampoco es que le hayan ayudado mucho. En Alemania-2006 fue dirigido por el profesor José Pékerman, quien todavía no ha podido explicar por qué en el partido clave de cuartos lo dejó en el banco ante Alemania. En 2010 tuvo de técnico a Maradona, quien es conocido en el mundo como pésimo para ese cargo. Y ahora lo dirige el Tata Martino, quien antes de tomar la selección gaucha había salido del Barcelona por la puerta de atrás.
Dicen que cambiar patrones de conducta es muy difícil, es decir, cambiar el modo de ser de la Pulga es casi imposible como para convertirlo en el hombre que, pese a que se pone el distintivo de capitán, es capaz gritar, de regañar, de dar órdenes, en fin, de echarse el equipo al hombro.
Pero con sus condiciones futbolísticas aún está a tiempo de ser campeón del mundo. Desde luego que será muy complicado. Al mundial de Rusia-2018 llegaría con 31 años. Una edad perfecta para sellar una gran actuación. Además, si vuelve a la selección, no estaría por demás que acudiera a un psicólogo porque la presión que ha recibido es demasiada por sus opacas con el equipo de su país.
Es cierto que en Barcelona todo el mundo juega para Messi. Eso es imposible negarlo y además siempre ha contado con la compañía de algunos de los mejores jugadores de los últimos tiempos: Iniesta, Neymar, Xavi Hernández, Puyol, Luis Suárez. Y la lista sigue, es casi interminable. Pero también quién niega que el argentino en el Barsa ha protagonizado gestas y cosas que no están al alcance de los mortales.
En síntesis, no es justo querer acabar con Messi porque a veces las cosas no le salen. Lo mejor que puede hacer el astro por ahora es atender el mensaje del pequeño Piero, quien con tan solo seis años le pidió que no dejara la selección “porque igual sos el mejor del mundo”.
P.D.: Se vino el Tour de Francia y con él las esperanzas de Colombia de ganar por primera vez en la historia la carrera por etapas más importante del mundo. Roguemos porque la suerte esté del lado del gran Nairo Quintana, el mejor deportista colombiano de todos los tiempos.
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