Rigo vio a Roglic mal, ya que el sol del sur de España caía sobre su cabeza como una maldición. Entonces, se le acercó a Nairo y le dijo: “ataque, parce, que acá no se van a mover”. Esto porque ni Roche ni el resto de compañeros de fuga tenían piernas.
Nairo no lo pensó dos veces y en un terreno que no era el suyo volvió a demostrar que es un grande: