El 17 de enero de 2019 ocurrió en Bogotá un hecho sin precedentes, un carro bomba explotó al interior de la Escuela General Santander dejando un total de 21 muertos y más de 65 heridos; el atentado terrorista fue perpetrado por miembros del ELN, grupo armado que ya completa más de 50 años luchando “ideológicamente” contra el Estado colombiano y que, junto con otros muchos grupos criminales, ha desembocado en un sin número de actos de violencia, muerte y destrucción en todo el país.
Este grupo guerrillero fue fundado, como la mayoría de los grupos insurgentes, al estar en contraposición ideológica del gobierno, y desde su creación sus miembros dicen estar luchando en pro del pueblo colombiano, pero ¿acaso es esa una excusa para cometer atentados terroristas que cobren vidas humanas inocentes?, ¿vale la pena asesinar personas para seguir sosteniendo una ideología? Por supuesto que no. Es inaceptable y repudiable cualquier acto de violencia por más que tenga un supuesto trasfondo ideológico y más aún cuando el ataque va dirigido a una inocente escuela de cadetes con víctimas que en su gran mayoría no superan los 22 años. ¿Son acaso estos jóvenes con sueños y proyectos los culpables de una guerra política que comenzó hace más de medio siglo?, ¿por qué deben ser ellos y sus familias los que paguen el precio de una lucha que no es suya?
No, la violencia despiadada hacia personas inocentes no puede seguir siendo una “estrategia política”, es solamente un acto de barbarie. Por ejemplo, en el 2017 se produjo en Bogotá otro atentado en el que murieron 3 mujeres y 9 quedaron heridas al detonarse un artefacto explosivo en el baño femenino de un centro comercial, ¿qué clase de mensaje “ideológico” conlleva matar a 3 civiles inocentes que visitaban tranquilamente un centro comercial?
Todos los grupos armados que, sin importar el color de la bandera o la corriente política, han causado muerte y dolor en el mundo tienen algo en común: a todos ellos les importan más su ideología y su “causa” que las vidas humanas que se pierden en el proceso. Desde los diferentes ejércitos que participaron en las guerras mundiales dejando millones de víctimas humanas hasta los grupos religiosos extremistas que dejan cientos de muertos diariamente, y desde los estados totalitarios que violan constantemente los derechos humanos de su gente hasta los grupos insurgentes creados en Latinoamérica y Colombia que llevan a cabo atentados como los anteriormente mencionados.
A lo largo de la toda historia la falta de empatía por el prójimo y la incapacidad de comprender que la diversidad humana consiste en poder ser distintos y pensar diferente sin tener que ser enemigos nos ha costado millones de vidas. Pero cuidado, no hay que confundirse: las ideas si están ahí para ser debatidas, cuestionadas y puestas a prueba sin límite alguno. Ninguna ideología política, religiosa o de ningún tipo debe estar exenta de un análisis crítico detallado en busca de la verdad, pero esta exhaustiva disección sobre las ideas no debe significar un ataque verbal o físico hacia aquellos que las defienden, es decir, hay que ser duro con las ideas pero suave con las personas. Y, es más, si usted no puede defender o sostener una idea al ser expuesta a diferentes ataques críticos y argumentativos sin recurrir a los insultos o a la violencia, tal vez usted está defendiendo lo indefendible o simplemente no tiene ni idea de lo está sosteniendo.