De tonto, de burro, de ignorante, de terco, etc… han sido uno de los tantos calificativos que le han colocado al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Muchos de estos han sido inspirados en él mismo. Frases célebres (la repartición de los penes; millones y millonas; solo por citar algunas) las cuales hay por montones en su léxico, y muchas otras creadas por los medios de comunicación del algunos países con el fin de ganar rating o para ocultar cosas, crear cortinas de humo y voltear la mirada a cosas más inoficiosas.
Pero yendo un poco más allá de esto, más allá del cierre de las fronteras, mucho más allá del drama que viven los colombianos que se fueron desplazados del país y que hoy regresan “derrotados en el dolor”, hay que darle las gracias a Nicolás Maduro por lo que ha hecho y por la nueva actitud que ha tomado sobre la frontera con Colombia y sus nacionales. Aunque suene mal, se me puede decir apátrida, "vaya y múdese para Venezuela", etc... Lo digo como guajiro que soy y no en tono irónico, pues ha hecho que todo el país vuelva su mirada a una parte que por años ha estado en el olvido por el Estado colombiano.
Al corregimiento de Paraguachón (la segunda zona fronteriza con Venezuela) en el departamento de La Guajira, nunca un jefe de Estado lo había visitado. El hecho de que el presidente Santos haya llegado a estas tierras se debe considerar, quizás, como un hecho histórico para la vida administrativa del departamento, puesto que en los años que tiene de vida la República de Colombia y de vida el departamento de La Guajira, es la primera vez que un mandatario pisa estas tierras. De veras que esto es una pena que en pleno siglo XXI. Aún existen lugares, territorios, en donde el jefe de Estado no se le conoce la cara, pero sí los votos.
Son las “burradas” de Maduro las que hoy quiero que sigan y que se le catalogue al presidente como “Nicolas, el Santo”; lo que hizo el presidente de los venezolanos se puede considerar un milagro. Gracias a sus actuaciones (nos gusten o no son autónomas, tomadas por un presidente autónomo, de un país, que merece respeto) trajeron a la tierra de “indios” las mas alta cúpula del gobierno colombiano. Han pasado revista desde el presidente hasta el más alto mando militar, pasando por periodistas, empresas, el Procurador, la Canciller, la directora del ICBF, sesionó la Comisión Segunda del Senado, tratando de poner pañitos húmedos a los años de olvido y a la miseria a la que tienen condenados en estos territorios.
La miseria, la sed, el hambre, la muerte, por la que hoy pasa el departamento de La Guajira se debe al olvido total al que nos han condenado, no es ni siquiera reprochable, es completamente inaceptable, que la segunda frontera de Colombia con Venezuela, un jefe de Estado nunca la haya pisado. Quiere decir esto que las políticas públicas que se ejecutan en Bogotá se hacen sin ni siquiera conocer el terreno, han hecho con estas tierras lo que les da la gana, sin ninguna planificación, sin ninguna preparación.
Aunque no estoy de acuerdo con el actuar de Maduro, hoy le doy las gracias, pues ha volteado la mirada del país a una zona de abandono, y que haya venido el presidente, así sea a mentir o quizás a darse un día de sol o a vivir la experiencia de manejar en el desierto, es algo de remembrar. Algún problema resuelve, algún proyecto se lleva, o quizás emplea a algún guajiro en un puesto importante por allá en Bogotá. Bueno, amanecerá y veremos.
@joseolme