El día miércoles 4 de marzo se dio a conocer ante la opinión pública el grave atentado contra la vida de la profesora de la Universidad de Antioquia y Secretaria de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia (Asoprudea), la maestra Sara Fernández. Inmediatamente las autoridades locales rechazaron de forma escueta este ataque en contra de la maestra de la Facultad de Ciencias Sociales. Uno de los primeros en pronunciarse fue el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, quien reportó desde su cuenta de Twitter que supuestamente esta tentativa de homicidio fue perpetrado por “un menor de edad, de 13 años y habitante de calle”. También mencionó que “el menor” dijo que entró por la ventana y quería hurtarle las pertenencias a la maestra, sin embargo, un par de horas más tarde, tuvo que retractarse de su pronunciamiento y el sujeto que perpetró el ataque resultó ser mayor de edad según información de Medicina Legal.
Aprehendimos a responsable de lo sucedido con Prof. UdeA Sara Fernández. Niño de 13 años habitante de calle, entra por su balcón, según él a hurtar por instrucción de dos personas más y la hiere con arma blanca. Investigamos versiones, implicados y relación con amenazas.
— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) March 4, 2020
Lo grave de este asunto es que desde la Alcaldía de Medellín tratan de maquillar este horroroso atentado como un hecho aislado, como si se tratara de un hurto a una residencia y no de una persecución en contra de los profesores y estudiantes de la Universidad de Antioquia. No olvidemos que durante los últimos días han circulado panfletos en el Alma Máter firmado por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, en los cuales amenazan a las organizaciones sindicales y estudiantiles de la universidad, incluida la Asoprudea, asociación a la que pertenece la docente que fue atacada en su vivienda.
Terrible amenaza hecha a estudiantes, docentes y organizaciones de la Universidad de Antioquia.
Rechazo absoluto al actuar cobarde y criminal de quienes profieren esta amenaza. pic.twitter.com/2wSPXJUlVa— Alex Flórez H. (@alexflorezh) March 2, 2020
¿Coincidencia?, no lo creo, desde que tomó posesión el alcalde ha puesto sus ojos y su energía como funcionario público en estigmatizar y atentar contra la protesta social que se están dando en las universidades públicas, amenazando a la comunidad universitaria con el ingreso del ESMAD las veces que sea necesario, porque según él, ni los estudiantes ni los maestros rechazamos la presencia de encapuchados y por lo tanto, la solución es responder con la violencia del Estado, invadiendo la Universidad con escuadrones de la muerte al servicio de un gobierno tecnocrático y autoritario como el que representa el señor Quintero Calle.
Estas acciones represoras del gobierno, del que yo llamo el nuevo Fajardo versión tres punto cero, ya tienen sus consecuencias, el uribismo y la ultraderecha intransigente (como era de esperarse) apoyó de manera incondicional las acciones del supuesto alcalde alternativo, y un par de días después, llegan las amenazas del paramilitarismo. Los grupos armados al margen de la ley están cosechando la semilla del odio y de la estigmatización que sembró Quintero en contra de la Universidad que lo vio egresar.
Por eso es importante recordar nuestra historia, no olvidemos que en los años ochentas y noventas del pasado siglo fueron asesinados los profesores Luis Fernando Vélez, Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur, Hernán Henao Delgado, Jesús María Valle Jaramillo, el estudiante Gustavo Marulanda, entre muchas otras víctimas de la violencia del narcotráfico y el paramilitarismo, que en posible complicidad con el Estado, perpetraron estos hechos barbáricos en contra de miembros ilustres de la comunidad universitaria.
Hoy, la historia parece repetirse, el constante ataque de los políticos de turno y los medios de comunicación, buscan estigmatizar a los miembros de las universidades públicas, porque parece ser que a estos grandes poderes de la oligarquía antioqueña y colombiana, no les conviene que los ciudadanos construyan un pensamiento crítico frente a la sociedad en la que vivimos. Los poderes fácticos de Colombia, Antioquia y Medellín están nerviosos por la conciencia que pueden generar los profesores y estudiantes en el pueblo y por eso envían a sus “águilas negras”, para deshacerse de aquellos que no piensen como ellos. Lo triste de todo esto, es que toda esta política de complicidad inicie con un político que transitó en la Universidad de Antioquia, pero que no la vivió, no la entendió, y tampoco la respetó después de ser un egresado de la casa del conocimiento de los antioqueños. Esta administración pasará a la historia por sus acciones autoritarias en contra de la comunidad universitaria. Para terminar, es menester dejar un mensaje tanto a la Alcaldía de Medellín, a la Gobernación de Antioquia, al Gobierno Nacional, que recuerden las palabras del maestro Héctor Abad Gómez: “Así como nos han educado para la violencia, podemos educar para la no violencia”.