Presento una posible explicación macroeconómica a las explosiones sociales que están acaeciendo: desde la crisis económica de 2008, las tasas de interés globales han estado bajas, llegando a rozar el 0% de pago de intereses; por ello, los grandes capitales han buscado su rentabilidad en proyectos de generación de bienes y servicios, y esta rentabilidad es obtenida mediante el aumento de la eficiencia en la producción, lo que se logra por: automatización mediante sustitución de personal por máquinas y por el uso más intensivo de la mano de obra.
Para el primero, el desarrollo de tecnologías basadas en inteligencia artificial si bien ha aumentado la eficiencia y la calidad de los bienes y servicios elaborados, cada vez más está desplazando al ser humano del mundo del trabajo, con la consecuente caída del empleo.
Por su parte, el uso intensivo de mano de obra ha implicado que la obtención de mayores rentas caiga sobre los hombros de los trabajadores, así se empieza a buscar reducir los beneficios sociales que reciben los empleados y se destruye la contratación directa estableciendo una tercerización de la contratación y se impulsa su derivado la economía gig, en la que el trabajador se autoexplota como bien lo plantea Byung Chul Han.
Estos factores están creando un mundo que, aunque basado en el consumo en los mercados, se encuentra con la paradoja de que los potenciales consumidores no tienen trabajos o no obtienen ingresos suficientes para consumir, así, aunque los estantes de los supermercados estén llenos de bienes, los consumidores no los pueden adquirir. Combinación que conlleva a ver precarizado su bienestar y que hace posible que las masas de personas desempleadas o con ingresos que solo alcanzan para sobrellevar su existir, ante el aumento de cualquier servicio que impacte su exiguo ingreso y debilite su posibilidad de sobrevivir (porque ya no se puede hablar de llevar una vida digna), exploten de manera violenta.
Y es que la violencia, tristemente, es una manera de redistribución de la riqueza (algo que expone claramente Piketty), en la mayoría de los casos de forma no equitativa; por ello, antes de caer en violencia e incluso en guerras es la hora de que los poderosos del mundo reflexionen sobre la posibilidad de mejorar el bienestar de los pueblos, más en un momento de la historia en que la riqueza generada es suficiente para alcanzar este propósito.