Maduro enfrenta una situación similar a la que vivió Manuel Noriega de Panamá, en la época que Bush padre fue presidente de Estados Unidos. Sus bravuconadas fueron convertidas en llanto y desesperación para terminar muerto en una cárcel francesa. Desperdició una oportunidad hace seis meses de retirarse donde quisiese con la fortuna amasada ilegalmente, ahora la oferta es remover todas las restricciones económicas y transferir el poder, ¿o removerlo a la fuerza?
El problema que tiene Trump es que una invasión a Venezuela no es fácil. Estratégicamente, el mejor lugar para comenzar una operación militar clandestina sería la Guajira. Pero Colombia no aportaría personal militar por la falta de apoyo en la población no obstante al rápido repudio creciente en la comunidad debido a insolencias de los inmigrantes venezolanos. El único presidente latinoamericano que apoyaría dicha operación sería Bolsonaro, pero Brasil está muy lejos haciendo la intervención costosa, por lo tanto, imposible.
Además, hay que tener en cuenta dos factores que la impedirían: la protección personal por militares cubanos que tienen Maduro y sus secuaces, y la posibilidad de ayuda militar que podría recibir de Putin. Maduro tiene suficiente dinero para sustentar esa defensa, pero sus ingresos se han reducido por los embargos, y cualquier cantidad que sea su reserva, tiene un límite y dependiendo en lo que paga, podría terminar muy pronto. La reserva petrolera es inmensa, y aún encuentre dentro del mercado negro compradores, siguen siendo limitadas y a precios bajos.
La elección presidencial en Estados Unidos está cerca, y la desesperación de una persona desequilibrada como Trump podría traer consecuencias funestas para Venezuela, la población latina en Estados Unidos y Colombia.
¿Qué tan real podría ser la captura de Maduro? Empecemos analizando las bases militares que se encuentran cerca a Venezuela, el apoyo que tiene de Cuba, Rusia y China. De las tres, la más realística es la cubana por su proximidad; China y Rusia desean comprar el petróleo venezolano a precios bajos, aunque China lo necesite más que Rusia; pero por su lejanía lo único que podrían aportar es logística. Armamento y personal militar sería reducido por posibilidades de un bloqueo estadounidense.
De acuerdo con el mapa en Territorios Vigilados de Telma Luzzani, publicado por Debate c2012, Estados Unidos tiene 12 bases militares en Panamá, 12 en Puerto Rico, y 9 en Colombia, países que, por su cercanía con Venezuela, serían los indicados por su estrategia geográfica. Pero todo el país venezolano no es el punto de concentración para un ataque militar. Sería Caracas, pensando que Maduro y sus secuaces estarían concentrados en la capital por su facilidad de escape rápido hacia Cuba, si fuese necesario.
La siguiente, aunque no muy visible, refleja dónde están localizadas todas las bases militares estadounidenses en el mundo, lo que podría significar una confrontación entre Cuba (las probabilidades son mínimas debido a sus condiciones económicas), China, (que podría financiar a Cuba, pero sus intereses radican más en un mercado de productos y no de guerras), y Rusia, quien por oponerse a Estados Unidos, actuaría irresponsablemente con armas y municiones a cambio de petróleo barato que serviría a su guerra del precio del petróleo que mantiene con Arabia Saudita.
La empresa petrolera Rosneft acaba de salir de Venezuela, porque si tenían utilidades controlando la exportación de cualquier cantidad de petróleo, dejó de ser rentable porque lo más probable es que entre costos de producción y transporte, las utilidades disminuyeron considerablemente. Reducir costos es imposible, lo mismo que el precio del transporte; el precio de venta hoy es manejado por fuera de la OPEC.
Descartando una invasión masiva, la única posibilidad de atacar a Maduro y sus secuaces, sería con guerrillas y ataques rápidos desde la Guajira colombiana. Al analizar la ilustración 3, que muestra la ayuda económica que recibe Colombia bajo la figura del Plan Colombia, notamos que su distribución es esencialmente promovida a ayuda policial y militar, que al leer todas las acusaciones por malversaciones que existen contra el alto mando policial y militar, podríamos deducir que provienen de estos fondos. Pero lo más importante es que no incluye presupuesto para ayudar a una invasión a Venezuela. ¿Persigue Duque un aumento en ayuda económica? Porque sin presupuesto, Colombia no interviene con personal bélico o militar; solo préstamo del territorio guajiro para operaciones militares rápidas parecidas a las conducidas por el ejército israelí.
Las bases estadounidenses en Colombia aprobadas cuando Álvaro Uribe era presidente, la fuerza aérea en Malambo, serviría estratégicamente como la portadora de abastecer de todas las necesidades militares localizadas en la Guajira, lo mismo que la marítima localizada en Cartagena.
La última propuesta de cambiar a Maduro y Guaidó por una junta transitoria a unas elecciones libres de la influencia de Maduro y sus secuaces, baila también al son de la imposibilidad; no importa el sistema que se elija para reemplazar a Maduro, primero, porque sería una transición hacia otro gobierno corrupto apoyado por los guardaespaldas cubanos, y segundo, porque deshacerse de ese apoyo militar cubano es otra imposibilidad medida por la cantidad de reservas en dinero que tenga Maduro.
La idea de este artículo no es de ofrecer sugerencias sobre qué método funcionaría mejor, si reemplazar a Maduro totalmente, o atacarlo militarmente. Quizás es de ofrecer un nuevo esquema que permita una rotación de gobernantes de las representaciones políticas venezolanas. Después de todo, es lo que ofreció Netanyahu con todas las implicaciones criminales que existen en su contra. Además, vivimos otros tiempos que debe permitir una apertura política de todas las corrientes del desarrollo del pensamiento. Si los que tanto persiguen y se solidarizan con una guerra, ¿por qué no son los primeros en enlistarse con el ejército? Con ese afán que tienen, deberían estar en el frente de esos batallones.
La respuesta es la composición de un gobierno plural con todas las ideas políticas y repartir los erarios equitativamente de acuerdo con el número de votos aportantes. ¿Utópico? Quizás, pero algún día hay que comenzar a pensar de esta manera.