Resulta que el creyente y el conservador pasaron a ser el leviatán de la sociedad. Movimientos por todo el mundo exigen reconocimiento, pero ese reconocimiento desplaza el reconocimiento de otras posturas.
¿Por qué un conservador, religioso, tradicional está obligado a creer y a decir que sí hay cambio de sexo? ¿Acaso pretender silenciar y forzar a cambiar de opinión por medio del prejuicio social no es opresión?
Entonces al religioso le toca decir que quien representa a España y a Mongolia es mujer porque se siente mujer, y que la idea de que Dios creó al hombre y mujer, y que uno tiene pene y otro vagina, queda nula.
Dar una opinión contra los transexuales a partir de una postura conservadora es inviable según la sociedad. No se puede poner a Dios en el discurso, no se puede rechazar esa idea con respeto porque se es tildado de "godo, retrógrado y antimoderno", además de ser culpado del sinfín de problemas estatales y sociales.
Esto es heterofobia, la persecución, el prejuicio, el señalamiento y la exposición deshonrosa del individuo por tener posturas diferentes sobre la transexualidad, ya sea basado en principios religiosos, bíblicos, biológicos, científicos o concepciones personales.
La postura conservadora como la homosexual y la transexual deben ser igual de respetables. Cada quien está en el derecho de creer en un asunto, ya sea que su religión o sociedad influya. No se puede silenciar y opacar a alguien por ser conservador, eso es igual de grave a ser homofóbico o transfóbico. La heterofobia es una realidad y es un ataque directo a los valores conservadores y tradicionales de parte de la sociedad.
Ahora, ¿quiénes defienden a los que son víctimas de la heterofobia?