“La etapa Colonial Española, impuso su cultura, su religión, sus leyes, se produjo la cultura de la dominación, de la explotación de la exclusión social, en la América de habla española”
Simón Rodríguez
Desde que las sociedades comenzaron a dividirse en clases sociales trajo consigo niveles de educación según la clase a la que se pertenezca; es aquí donde nace la estratificación o la fragmentación de la sociedad, donde se generó una desigualdad social y educativa, ya que paso de ser homogénea para ser desigual y sistémica debido a que la clase que está en el poder (Opresores) prepara la mente y el comportamiento de las personas para desarrollar su propio interés de clase.
Con la llegada del sistema capitalista la clase dirigente (Burguesía) comenzó a impregnar e invadir a la sociedad con términos como el individualismo, libertad, competencia entre otras premisas conllevando a educar para la explotación. La necesidad de que los hombres y mujeres obreras supieran manejar las máquinas de las industrias y aprendieran nuevas técnicas acordes a la producción, genero un miedo en la clase dominante debido a que esa educación o instrucción permitiera la exaltación de la gente oprimida causando un temor en la clase dominante; este miedo la burguesía lo soluciono a través de la enseñanza con el fin de conservar su posición y sus intereses de clase, es decir que dicha instrucción no comprometía la explotación del obrero.
La forma en la cual está organizada actualmente nuestra sociedad, no permite percibir todo lo que nos rodea y lo que sucede alrededor nuestro, debido a que lo prioritario para el sistema predominante es que produzcas dinero alineando nuestra vida cotidiana; es por eso que existe la Estandarización de los saberes, que busca que todos los oprimidos reproduzcamos el mismo pensamiento mecánicamente con el fin de que seamos pasivos, recibidores de conocimiento, dóciles, desprovistos de humanidad e identidad cultural y sin enseñanza desde el territorio (Contexto) pues se nos enseña a través de cartillas, lineamientos y planes sin conocer el contexto y el territorio, es ahí donde se necesita una pedagogía crítica y no sumisa; una Educación alternativa permita estudiar y analizar el contexto a partir de las necesidades de la sociedad y no desde una parcialización o uniformidad, ayudando a visibilizar el sesgo que existe a favor de las elites y la relación existente entre el poder y el conocimiento; una educación que permita reflexionar sobre la opresión y sus causas tratando de generar un compromiso político de lucha por la liberación.
Esta educación debe apartarse de la escuela tradicional instrumentalizada por el neoliberalismo situándose como un nuevo paradigma educativo, que se desarrolla en cada sistema educativo que trate de buscar la acción transformadora, así como en espacios alternativos al sistema predominante. La intención fundamental de esas pedagogías criticas debe ser la transformación social con una inclusión, una pertenencia cultural y un compromiso ético/moral de compartir conocimientos entre toda la sociedad a través del diálogo, de la experiencia vivida y del intercambio entre conocimientos populares (Saberes) y conocimientos científicos, que puedan construir una praxis transformadora dignificando a los excluidos y marginados con el fin de construir otros mundos posibles.
Debido a lo anterior, la enseñanza debería de tener otro propósito e intencionalidad, que es formar personas más autónomas, que tengan la convicción de que generan conocimiento y que sean capaces de transformar sus realidades. Por tal motivo es imperante que a la hora de Compartir nuestros conocimientos a los y las estudiantes, tengamos en cuenta tres cosas. La primera, que el profesor no es el único que tiene el conocimiento o la verdad absoluta; la segunda, que los estudiantes no son una maquina receptora o un recipiente vacío, sino Creadores y Sujetos de conocimientos donde generen una reflexión frente a lo que les rodea con un sentido crítico a las cosas y les permita ser un ser humano ético y la tercera , que la tarea como Docentes debería ser la de un mediador y orientador entre los conocimientos que tienen los y las estudiantes, con los que tiene el Docente, esto con el fin de que exista un dialogo que evidencie como el conocimiento es el resultado de múltiples experiencias y que este debe ser utilizado hacia la transformación de nuestras realidades, para que ellos como parte de la comunidad y sociedad no se acomoden a las estructuras sociales que están vigentes en su diario vivir.
Por lo tanto es aquí donde la escuela y la educación pueden ser motor de transformación de esa realidad mediante el aprendizaje, ya que interlocutando el conocimiento académico con el saber popular se podría abrir el portal de la imaginación, de la mente, de la interpretación, del desarrollo y transformación humana mediante la enseñanza con un enfoque analítico y crítico del contexto en que se rodean los estudiantes. En ese sentido la educación virtual, y más en épocas de la pandemia, va en contravía de una Educación creadora de saberes y conocimientos, ya que no permite una retroalimentación e interlocución efectiva; sumando la deshumanización del ser humano que conlleva a un aislamiento de la realidad, una sobrecarga laboral que trae como consecuencia eliminando los tiempos “libres”, los tiempos con la familia, los tiempos para pensar entre otras cosas.
Frente al actual contexto que nos encontramos ,es preocupante como los y las maestras de Colombia estemos aceptando las políticas y metodologías que emanan desde el Gobierno a través del Ministerio de Educación Nacional (MEN) para abordar la Educación; donde el término que han utilizado es la “Educación en Casa”, término que oculta una realidad en nuestros Colegios; donde es una educación impresa mediante guías , por Whatssap y pocas Virtuales; es decir una educación unidireccional, recetaria, impresa y sin retroalimentación. En muchas zonas rurales no hay conectividad, y deben trasladarse (en cuarentena) a un punto para recibir la clase por zoom, algunos desplazándose al colegio porque allá están “las herramientas TIC”; otras personas deben ir a un punto o sitio donde haya señal para descargar el material.
Y es aquí donde debemos hacernos una reflexión, antes de aceptar y estar afanados por “la Educación en casa”, nuestro deber es exigir herramientas, formaciones y elementos para una educación donde los educandos sean creadores y sujetos de saberes y conocimientos, pensarnos una educación desde las TIC y virtual sin deshumizarnos, ya que la educación virtual, y más en épocas de la pandemia, va en contravía de una Educación creadora de saberes y conocimientos, ya que no permite una retroalimentación e interlocución efectiva, y a su vez, a una deshumanización del ser humano que conlleva a un aislamiento de la realidad, una sobrecarga, tanto para los docentes como de los estudiantes; que trae como consecuencia la eliminación de los tiempos “libres”, los tiempos con la familia y los tiempos para pensar.
Y es aquí donde debemos pensar nuestro papel como educadores, porque si seguimos llenando de recetas académicas, talleres, trabajos a nuestros estudiantes; sin pensar en su entorno, sin saber si comió, sin saber su situación intrafamiliar, sin saber que aventuras debe hacer para recibir la guía entre otras cosas; estaremos normalizando la crisis y siendo cómplices de este sistema educativo que solo le importa la nota y no el ser humano. El gobierno está priorizando todo menos la vida; la pregunta que debemos hacernos es: ¿Haremos lo mismo con nuestros estudiantes?.
En estas épocas de Pandemia, la invitación es a reflexionar, pensar y repensar nuestro rol como Educadores para así actuar ; y defender una Educación generadora y creadora de saberes para la transformación de una sociedad más justa, equitativa, descolonizada y en armonía con todo los que nos rodea.