Muy atrás han quedado los años en que los programas matutinos de la mañana enganchaban a medio país frente a sus pantallas. En cafeterías, hospitales, restaurantes y todo tipo de lugares había un televisor prendido con Muy Buenos Días, de RCN. De aquellos tiempos le quedó la fama a Carolina Cruz y a Yaneth Waldman. La primera se encuentra todavía en un mañanero, solo que está en Día a Día, en Caracol. La segunda, luego de convertirse en uno de los rostros más queridos por los colombianos, estuvo año y medio en El Desayuno, mañanero que reemplazó a Muy Buenos Dias, y el pasado viernes fue despedida de RCN. Gran especulación causó entre los televidentes que al lunes siguiente estuviera como invitada en Día a Día.
A decir verdad, los formatos mañaneros han perdido popularidad. Ya no tienen el mismo misticismo que tenían hasta hace 15 años. No en vano son millones de colombianos los que crecieron con el recuerdo de Jota Mario en el televisor mientras se alistaban para ir al colegio. Lo anterior es algo que ya no sucede. Conviene recordar que el mismo Jota Mario, en sus últimos años, se ganó una fama de intolerante que le valió el rechazo de muchos televidentes. Sin embargo, en la década de los 2000 Jota Mario fue el rey de las mañanas, y eso nadie lo puede negar. Era tal su popularidad que Muy Buenos Días no solo catapultó las carreras de Yaneth Waldman y Carolina Cruz, sino de Jessica Cediel, Milena López, Mabel Cartagena, Laura Acuña y Adriana Betancur, presentadoras que en algún momento compartieron set con él.
Lo anterior es algo que hoy ya no sucede. El éxito que puedan tener los programas mañaneros es solamente un vestigio de lo que toda una generación vivió en años anteriores. Es decir, los presentadores más importantes pesan porque hay gente que los recuerda desde aquellos años. Por lo demás, las figuras que puedan estar “naciendo” en estos programas no generan ninguna recordación entre el público. El problema no es que no tengan carisma o cualidades para conectar con el televidente, sino que la televisión colombiana en sí misma ya tiene otras dinámicas.
En todo caso, una cosa sí es cierta. Jota Mario Valencia, odiado y amado por igual, fue el rey de las mañanas. Tenía un carisma capaz de enganchar a todo un país al otro lado del televisor. Lamentablemente, en sus últimos años tuvo actitudes que le costaron caro, y pagó con el rechazo del mismo público que lo aplaudió por ellas. Desde que la figura de Jota Mario se apagó –varios años antes de morir- la televisión colombiana no tiene un solo personaje capaz de enganchar a los televidentes durante toda una mañana. Iván Lalinde, Carlos Calero, Mauricio Velez y hasta el chef Juan Diego Vanegas son muy agradables de ver en tv porque también tienen chispa. Pero de ahí a que alguno de ellos genere lo que generaba Jota Mario, hay una gran diferencia. Ciertamente, tanto el país, como RCN y la televisión extrañan a Jota Mario. Su vacío es grande de llenar.