¡Blanco es gallina lo pone! Obviamente es para limpiar su nombre y pasar a la historia como el santo que no fue.
El expresidente maneja con gran habilidad una máscara camaleónica que usa de acuerdo a sus necesidades del momento para pasar de la extrema derecha a la izquierda sin ser notado.
Por un lado, Samper es liberal al servicio de la oligarquía: dirigió la Anif y como ministro de Desarrollo Económico de Gaviria dejó listo todo el montaje de la apertura económica para que Colombia entrara de frente al capitalismo salvaje internacional.
Todo ese proceso fue descrito hermosamente en un librito de carátula roja que lleva su firma, donde nos narra cómo se construirían las superautopistas, puentes y puertos necesarios para tal aventura. Toda una novela rosa de fantasías, que aún después de tantos años apenas existen en su imaginación.
Además, sin saber ni cómo ni cuándo, como presidente nos dejó una hermosa joya para posteridad: nada más ni nada menos que la creación de las Convivir en 1994. Todo parece indicar que gracias a sus manipulaciones mediáticas esa paternidad quedó adjudicada al expresidente Uribe.
Por otro lado, como cuarto secretario general de Unasur el expresidente usó un antifaz de color rojo bolivariano, estando a mí parecer al servicio incondicional de la dictadura castrochavista. Desde ese foro defendió a capa y espada la tarjeta de abastecimiento segura y también hizo parte de la comisión de la verdad instaurada por Maduro, que tenía como objetivo investigar las revueltas opositoras de 2014 que dejaron 41 muertos entre manifestantes y líderes opositores.
En fin, una cosa sí es segura, ante la Comisión de la Verdad no hablará del proceso 8000, del elefante que entró a su campaña, ni de lo que él mismo sospecha sobre el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado.
Esa inesperada visita de don Ernesto Samper Pizano a tan alto tribunal lo único que ha logrado hasta ahora es desprestigiarlo aún más.