Quién no ha visto a un vecino o a un amigo “echando flota”, dándoselas, de todas las maravillas que hace su familiar en Estados Unidos, porque dicen con la boca llena, el pecho henchido y con pose de aristócrata recién convertido: “es que le va tan bien, que nos mantiene a nosotros acá y él (ella) vive allá divinamente”.
¿Se acordó inmediatamente de alguien apenas comenzó a leer esta columna? O mejor aún, ¿acaba de darse cuenta que ese es usted? Acto seguido le pregunto: ¿Usted sabe a qué se dedica su familiar en el país del Tío Sam? Maravilloso, porque le voy a contar lo que he visto en los dos años que llevo acá, no sin antes aclarar que no son todos, pero sí muchos.
Lo primero que hay que recordar es que limpiar en casas, oficinas, edifcios, habitaciones y pasillos de hoteles, lavar platos, sacar la basura de restaurantes -entre muuuchos otros oficios- nos avergüenzan en nuestro país donde se les hace culto a las apariencias porque se vive del “qué dirán”. ¿Pero sabe qué? Es lo que la mayoría llega más fácil a hacer, porque generalmente se viene sin un plan, aventurando y sin la más mínima idea de cómo son realmente las cosas por estos lares. “¡Ah no, eso uno le hace a lo que sea!”, dice, pero vivirlo es a otro precio: soledad, añoranza, tristeza, recuerdos y a veces hasta muchas lágrimas.. ¡por años!, mientras usted tiene un salvavidas que, como mínimo, lo debiera impulsar a llamar para saber cómo está y agradecerle. Pero no, eso no es lo que usted hace porque cree que es la obligación de su familiar y, eso sí, hay que aparentar.
Todo esto no tiene que ver con ayudar a papás enfermos, hijos estudiando, etc., casos de fuerza mayor; no quiero generalizar, ni tampoco todos llegan en esas condiciones. Pero sepan que su familiar tiene hasta dos y tres trabajos para ayudarle a usted y para mantenerse él (ella). Y ni le digo cómo viven, porque no llegan a rentar una casa o un apartamento… llegan a pagar por un sofá como gran cosa y a veces hasta han tenido que dormir en la calle y han pasado hambre, como me lo comentaron en un post que hice en TikTok donde les preguntaba a los migrantes si sabían qué hacían sus familiares con el dinero que ellos con tanto esfuerzo conseguían.
¿Por qué los nativos norteamericanos no siempre hacen esos trabajos?, porque muchos los hacen, claro que sí. Lo que pasa es que acá no dan el pago que buscan y merecen. Pero los migrantes llegan, como diríamos en buen colombiano, a regalarse. Recordemos cuando comenzaron a llegar los venezolanos. Las empleadas de por días, por ejemplo, comenzaron a quejarse porque las venezolanas cobraban más barato y estaban dañando el mercado; eso pasó aquí desde hace muchos años. Pero aclaro que no estoy generalizando.
Su familiar, haciéndole un bien, lo va metiendo a usted en zona de confort
Su familiar, haciéndole un bien, lo va metiendo a usted en zona de confort. No estoy diciendo que no le ayuden, pero algo tiene que hacer usted además de sacar pecho y gozarse los dolaritos. Después de esto que le he contado, piense si usted es de los que ya espera, como cosa normal, a que le llegue su platica cada mes. Esa es la que a veces destina para su celular nuevo? ¿Sus tenis de moda? Etc., etc., etc.? Y, ¿ha llegado a ponerse bravo porque su familiar no le mandó este mes o ya dejó de mardarle? Ahora usted muy sentido, ¿ya ni le habla porque le cortó el chorro? Pero eso sí, es en el primero que piensa cuando usted está en la inmunda.
Más bien, póngase las pilas, piense en retribuir eso que su familiar hace con tanto sacrificio por usted. Páguele como mínimo con amor y gratitud. Llámelo permanentemente y dígale: lo extrañamos mucho, valoramos lo que está haciendo… felicítelo de cumpleaños. Es lo mínimo que “debe” hacer, por lo mucho que él hace por usted.