Después de tanto ruido tras bambalinas, desde el gobierno nacional, hasta las organizaciones y procesos organizativo afro --que incluyó congresistas estadounidenses, académicos, e incluso la misma embajada americana-- a la fecha no se ha visto ninguna participación del pueblo afro en las negociaciones de La Habana. Por fuentes cercanas al proceso, he conocido que la audiencia planificada para el 28 de abril fue cancelada unilateralmente por la delegación del Gobierno Nacional.
En el momento que esto ocurría, un grupo de organizaciones y sectores sociales Afro e indígenas, continuaban reuniéndose para reflexionar sobre el tema y seguir insistiendo que los acuerdos son una gran posibilidad, como dice el punto 1 hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral, "sienta las bases para la trasformación estructural del campo, crea las condiciones de bienestar para la población rural y de esa manera contribuye a la construcción de una paz estable y duradera". Producto de esas reuniones se construyó un documento de nombre: Análisis y Enfoque Étnico Territorial de los Acuerdos de Paz en la Habana Cuba, que sirvió para enriquecer el debate.
Este texto - construido por la Coordinación Nacional de Organizaciones y Comunidad Afrodescendientes-CONAFRO; Comunidad Construyendo Paz en los Territorios- CONPAZ; Coordinación Nacional de Pueblos, Organizaciones y Líderes Indígenas- CONPI, Federación Minera del Choco FEDEMICHOCÓ, Poder Ciudadano Étnica y Sindicatos de Maestros en Acción de Chocó- MASEAQCH-- nos confirma que hay diversos procesos organizativos pensando en el tema de la inclusión de los grupos étnicos en la mesa de La Habana.
¿Cómo debería ser esa inclusión? Creo que en la primera audiencia, el sector que publicó este documento, con el CONPA debería llegar a unos mínimos acuerdos con otros sectores democráticos que se la estén jugando por la paz de Colombia. Paz que debe y requiere llevar al país a transformaciones reales que redunden en la mejoría de las condiciones del pueblo afrocolombiano, indígena y el campesinado. Es hora de llegar a esos mínimos acuerdos, porque también es sabido que el gobierno se la quiere jugar con una representación de un sector afro adepto a sus políticas. Si esto ocurre me imaginó que en la audiencia y en la mesa irán a defender los intereses del gobiernos, que en definitiva son los que tienen al pueblo afro, indígena y al campesinado en condiciones de pobreza miserable.
Ahora bien, ¿para qué, es esa inclusión? A mi modo de ver, la inclusión debería ser para presentar propuestas frente a los acuerdos, que lleven a garantizar los derechos y a generar una mejoría de las condiciones de las personas que trabajan y viven en el campo. En un segundo momento, una inclusión real debe ser para hacer propuestas sobre cómo seria la implementación de los acuerdos. El sector donde me muevo piensa que esta materialización debe ser a través de la participación de la poblaciones a quien va dirigida y no solo del gobierno por ser el que agencie las políticas del estado, ni tampoco solo por parte de la misma guerrilla, por ser la contraparte en la mesa de negociación. Por tanto, debe ser la comunidad en su conjunto acompañada de organizaciones sociales, organizaciones internacionales, del ámbito académico que puede conformar observatorios para vigilar la implementación de los acuerdos, entre otros.
La implementación de los acuerdos debe estar acompañada por un sinnúmero de organizaciones y sectores. Se debe tener como principal actor a las comunidades donde se van a desarrollar. El gobierno, por su puesto que es quien maneja, y la guerrilla que se ha alzado en arma por cambios estructurales. Se requiere que la vinculación de más personas u organizaciones se haga bajo un pacto contra la corrupción y la mermelada, que no sea la implementación de los acuerdos el momento para continuar con la afromermelada, y/o crear la indígena-mermelada o campesino-mermelada.
Por último, para la implementación de los acuerdos, el Estado debe romper con las talanqueras que impiden una pronta ejecución como lo es la ley de ajuste fiscal. También se debe mirar con mucho detenimiento la forma de hacer inversiones detrás de las oficinas de Planeación Nacional que copian al pie de letras las políticas inversionistas de los boy de Washington y sus organizaciones internacionales especializadas en el tema, como lo es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el BID, la OMCD. Estas instituciones son el cerebro de la pobreza de los sectores sociales más vulnerables en Colombia, América y el mundo.