La tortilla de esta semana viene por cuenta del ministro Carrasquilla, quien no sabe ni cuánto vale una docena de huevos.
Eso realmente es tener huevo y necesitar huevos para liderar un puesto en que lo mínimo es conocer los precios de la canasta familiar.
Si antes no sabíamos que era primero, si el huevo o la gallina, ahora debemos averiguar si lo primero fue el huevo o la reforma tributaria. Hasta las gallinas deben estar indignadas.
Lo cierto es que la reforma que nos quieren meter muestra desde sus inicios la misma improvisación que hemos visto siempre en este mandato.
No basta que vivamos momentos realmente difíciles, sino que ahora nos toca ver cómo hacen un omelette con nuestras finanzas.
Para responder a la pregunta inicial, creo que mejor me remito a lo que dijo Clinton alguna vez: “el problema es la economía, imbécil”.
Ojalá en las próximas elecciones tengamos los huevos para votar bien.