Javier Alvarez hoy es el técnico del CD Plaza Amador, uno de los equipos protagonistas de la liga panameña. Vive tranquilo a sus 60 años, con el honor de haber sido seleccionador nacional. Lo escogieron el 9 de septiembre de 1998. Colombia buscaba renovación. La presentación durante el Mundial de Francia fue decepcionante. Figuras como Rincón, Asprilla y Valderrama estaban a punto de retirarse. La gente estaba cansada del toque-toque, quería ver nuevos jugadores y un estilo más ofensivo. Victorias como estas, obtenidas por el Caldas en Copa Libertadores contra River Plate dieron la confianza como para pensar en que él podría torcer el destino de la Selección:
La Copa América de Paraguay en 1999 parecía ilusionar al público. Resultados como la goleada contra Argentina alimentaban la ilusión, lo mejor era la irrupción de nuevos talentos como Iván Ramiro Córdoba de 23 años, Edwin Congo de 25 y Johnnier Montaño, brillante jugador del Parma de Italia con 17 años. Esta fue la goleada a Argentina:
El equipo parecía indetenible pero, en cuartos de final, un anodino Chile, sin Salas ni Zamorano, arruinó la fiesta con esta sorpresa:
Colombia no llegó a semifinales pero había dejado muy buena imagen en el torneo. El objetivo sería el Preolímpico de Londrina en Brasil. Las cosas empezaron bien: goleada a Chile, el camino estaba expedito para llegar a la final después de este resultado:
Los medios de comunicación colombianos creyeron que estaban a un solo paso de ser campeón olímpico. Con Brasil sería sólo un partido de trámite. Habría que perder por más de siete goles para quedar eliminado. Entonces Javier Álvarez cometió uno de los peores errores que haya cometido un técnico nacional: subestimar a Brasil y ponerle la suplencia a un equipo que comandaba Ronaldinho. El resultado fue el Londrinazo, el famoso 9-0. Javier Álvarez nunca volvería a dirigir un equipo de categoría:
