Dania Londoño solo salió con una amiga para una discoteca. Quería una noche de diversión. Las mujeres conocieron a un par de caballeros norteamericanos que se portaban bastante generosos con ellas. Dos horas luego, cuando ya habían entrado en confianza, los caballeros las invitaron a pasar la noche con ellos en el Hotel Caribe, donde estaban alojados. La amiga de Dania aceptó por placer. Ella lo hizo por dinero. Desde el primer momento le dijo al hombre que iría con él a cambio de un “regalito” de 800 dólares. Él accedió. Se fueron al hotel y el acto fue consumado. Dania jamás imaginó que los individuos resultarían ser integrantes del Servicio Secreto de los Estados Unidos que se encontraban en Cartagena adelantando labores para garantizar la seguridad del entonces presidente Obama quien estaría en la ciudad para la Cumbre de las Américas de 2012.
A la mañana siguiente el teléfono sonó a las 6:30. Desde la recepción, conscientes de lo que Dania había estado haciendo en la habitación, llamaron a decir que ya era hora de salir. Antes de hacerlo le pidió al hombre el “regalito” prometido a lo cual él respondió con un “Let’s go, bitch” antes de echarse a dormir no sin antes darle 50mil pesos.
Ella, que se sintió engañada, se quejó en la habitación de enfrente con el compañero. Después le avisó a un policía y pasadas las 10 de la mañana aceptó irse con 250 dólares pues se dio cuenta que tampoco tenían más. Nunca hubo un solo grito ni el supuesto escándalo que sería ampliamente comentado cuando la historia trascendió a medios de varios países.
Tan solo pocas semanas después de la Cumbre de las Américas nadie recordaba qué habían dicho los mandatarios ni qué habían acordado. Lo que sí era ampliamente comentado era el escándalo que una prostituta hizo a los escoltas de Obama tras negarse a pagarle lo que cobraba después de haber prestado su servicio. Cuando la bomba estalló en medios Dania salió del país y se refugió durante un tiempo en Dubái. Al regresar, Julio Sánchez Cristo fue el encargado de develar su identidad. Lo hizo con una entrevista de más de una hora donde, además, Dania fue abordada por periodistas de todo el mundo. Negó ser integrante de alguna organización terrorista, pero aseguró que si lo fuera hubiese podido obtener toda la información que se le hubiese antojado. La seguridad del presidente Obama, indudablemente, estuvo en riesgo. Los agentes terminarían despedidos.
Al principio la situación fue muy dura para Dania, su pequeño hijo de 9 años y su madre, quienes vivían con ella. Sin embargo, con el paso del tiempo se dio cuenta que el escándalo fue lo mejor que le pudo pasar. La sanandresana, que llevaba varios años viviendo en Cartagena, se convirtió en toda una celebridad. Fue portada de Soho y hasta publicó un libro. Inclusive, se llegó a contemplar la posibilidad de plasmar su historia en una serie o película. En todo caso, gracias a las ganancias que obtuvo por tanta exposición pudo dejar de ser prepago.
Un par de años después ya estaba radicada en Dubái. Allá se casó con un millonario futbolista árabe. Estudió una profesión y fue practicante en una multinacional española durante una temporada que pasó en Madrid. En 2020 tuvo a su segundo hijo quien se criará como musulmán, la religión de su esposo. Ocasionalmente ha venido a Colombia. Su paso por el país siempre ha sido anónimo. En alguna ocasión vino para realizarse retoques en el quirófano y en otra para negociar una posible película. En cada visita trata de guardar un bajo perfil. No obstante, es inevitable que cuando va por la calle algún transeúnte se percate de su presencia.