En una reciente entrevista a Semana Gustavo Petro afirmó: “mi primer acto como presidente será convocar a una constituyente”. Aunque esto no representa ninguna novedad, sí revela la propuesta más compleja y difícil de aterrizar del candidato presidencial de izquierda. La constituyente que propone Petro buscará materializar las cinco reformas vitales que componen el ideario progresista, ya que el Congreso no estaría dispuesto a impulsarlas dada la precaria gobernabilidad que Petro alcanzaría en su eventual gobierno. De llegar a la presidencia, el líder progresista la tendría muy difícil con un Congreso de derecha y acostumbrado a esa relación macabra de chantaje institucional que se denominó “mermelada”. Ante su natural desconfianza al legislativo (el punto de encuentro de la clase política tradicional) y anticipándose a un bloqueo parlamentario, Petro ha planteado convocar un referendo para preguntarle a los colombianos si estarían de acuerdo con una constituyente para abordar los siguientes temas: educación, salud, política, justicia y economía. Esa idea es fundamental en su programa ya que se configura como el corazón de la Colombia Humana.
Si la convocatoria a la constituyente es respaldada los colombianos estaríamos habilitados para elegir constituyentes (delegados) que sesionarían temporalmente en una asamblea cuya única función consistiría en modificar la Constitución. El temor surge al pensar que los partidos y sectores de derecha que se han posicionado como grandes electores se movilicen para tener una buena representación y contar con mayorías que les favorezcan para hacer las reformas a su medida. No es gratuito que el uribismo sea el sector que más ha insistido en la constituyente. Algunos expertos afirman que como el incentivo para ser constituyentes no es similar al que tienen los congresistas seguramente la clase política regional vería esa elección desde las gradas y los votos por los constituyentes estarían muy mediados por la opinión. Sin embargo, como Petro pretende meterle mano a la economía (priorizando un modelo productivo sobre el extractivista en algo que él llama “nueva economía”) esto alertaría a esos sectores poderosos que buscarían a toda costa impedirlo y jugar con el poder político central y regional para lograrlo. ¿Cómo? Ubicando sus fichas en la asamblea como lo han hecho siempre en el Congreso.
Sí algo tiene Petro es que es un hombre estratégico que conoce mejor que nadie las dificultades prácticas de su propuesta. Por eso, en reiteradas ocasiones ha sugerido una “constituyente territorial”; esa figura es inexistente en nuestro ordenamiento jurídico y la única vertiente que ha clamado por una constituyente de ese tipo ha sido la progresista. A todas estas, ¿qué es una constituyente territorial? No tengo ni idea y creo que Petro tampoco. Cuando se le pide que explique con detalle su propuesta no la tiene tan clara como aquello de subir hasta el techo el impuesto a los latifundistas improductivos. Creo que el candidato no tiene muy estructurada la forma cómo podría llevar a la práctica su propuesta desde el plano electoral. Lo que sí quiere Petro es que los territorios y sectores sociales tengan una participación equilibrada en la asamblea y no se vean absorbidos por los grandes centros urbanos que concentran el mayor potencial electoral. Petro no quiere ni le conviene que de hacerse esa elección sea similar a las legislativas (por circunscripción nacional) ya que los resultados le podrían ser adversos (y muy favorables a la derecha) y su remedio resultaría peor que la enfermedad. ¿Cómo lo hará entonces de llegar a la presidencia? Sospecho que todavía no lo sabe.
