El 23 de agosto de 1973, en la ciudad de Estocolmo (Suecia), el atracador Jan-Erik Olsson en asocio con otros delincuentes con ametralladoras penetró al Kreditbanken, en el centro de la ciudad, para cometer un robo. De inmediato, la policía rodeó el edificio para impedir su huida. En su desespero hicieron rehenes a una mujer y tres hombres, durante algo más de 130 horas, atándolos a tacos de dinamita.
Una de las rehenes, Kristin Ehnmark, mostraba no solamente miedo a la actuación policial para su liberación, sino que se resistía a un posible rescate, pues se sentía más segura dentro de este, rodeada por los secuestradores.
Una vez fueron liberados mostraron curiosamente, en las entrevistas, estar de parte de los secuestradores, inclusive pensaron que sus captores los estaban protegiendo.
Durante el cautiverio algunas de las víctimas desarrollaron lazos afectivos hacia estos, incluso ella se enamoró del líder. Además, otros adoptaron los ideales del líder captor y más tarde, la mujer participó en otro secuestro organizado por el mismo Olson.
A lo largo de todo el proceso judicial, los secuestrados se mostraron reticentes a testificar en contra los que habían sido sus captores y aún hoy manifiestan que se sentían más aterrados del operativo policial, que de los asaltantes y secuestradores que les retuvieron durante casi una semana.
Años más tarde, Patricia Hearst, nieta del magnate, William Randolph Hearst, fue secuestrada por el Ejército Simbionés de Liberación (SLA). Tras pagar la suma de seis millones de dólares a esa organización terrorista fue liberada. Dos meses más tarde esta fue fotografiada con un rifle de asalto en sus manos, durante un atraco que él mismo SLA hizo a otro banco, es decir, había adoptado y unido a los propósitos terroristas del grupo, bajo el alias de Tania.
Definición
El síndrome de Estocolmo se presenta cuando una o varias personas se identifican inconsciente de manera positiva con las exigencias, políticas y planes sus agresores-captores-secuestradores. Es un mecanismo psicológico mediante al cual algunas víctimas detenidas contra su voluntad desarrollan una relación afectiva positiva, de complicidad con las personas que las han secuestrado, mientras que la mayoría habla con rabia, desprecio y odio hacia sus captores.
Un estudio del FBI, con más de 1.200 personas en toma de rehenes, demostró que el 92% de las víctimas no desarrolló el síndrome de Estocolmo. Solamente una parte de ellas muestra una reacción favorable hacia sus captores.
Características
Cuando una persona ha sido privada de libertad y retenida contra de su voluntad, permaneciendo en condiciones de aislamiento y en compañía de sus captores y de otros rehenes, puede desarrollar por instinto de conservación y de supervivencia un lazo afectivo hacia ellos.
Se trata del conjunto de mecanismos psicológicos, los cuales les permiten formar un vínculo afectivo de dependencia de las víctimas hacia sus captores, de modo que asumen las ideas, motivaciones, creencias o razones que ellos emplean para privarlas de la libertad y se asimila, en algunas características al síndrome de estrés pos traumático.
Síntomas
La mayoría de expertos coinciden en estos:
Inicialmente: inapetencia, rechazo a los alimentos, problemas de insomnio, microsueños, pérdida o dificultades de orientación temporo-espacial, de dicción, de concentración y de aprendizaje.
Surgimiento de sentimientos positivos de las víctimas hacia sus captores, luego de unos días de cautiverio.
Estos se producen por las rutinas de convivencia entre víctimas y captores: reuniones, discusiones, comidas conjuntas, juegos para pasar los días de espera o de la negociación.
Sentimientos negativos de las víctimas hacia las autoridades, la policía, sus representantes o negociadores.
Se crean actitudes de bondad, por la concesión de algunos captores o secuestradores a las víctimas: permisos, comidas, consideraciones, para dormir, bañarse.
Se sienten agradecidas con sus captores, por lo vivido durante el cautiverio, por no haberse comportado de manera agresiva con ellas y por ello, acaban mostrándose simpáticas y agradables con ellos
Población afectada
- Mujeres maltratadas física y psicológicamente, violentadas, violadas (síndrome de Estocolmo doméstico)
- Niños abusados o maltratados física, emocional y sexualmente.
- Víctimas de incesto
- Prisioneros de guerra
- Miembros de sectas que son obligados a rituales
- Situaciones de secuestro criminal
- Prisioneros en campos de concentración
- Relaciones repetitivas de control e intimidación
- Personas víctimas de trata de personas.
- Negociadores de procesos políticos largos y complejos