Señora Parody, Nariño ha obtenido el mayor porcentaje (5,78%) de estudiantes (1025) que pueden acceder al crédito condonable de estudios para educación superior; además, en Pasto está la Institución Educativa pública del país (IEM Ciudad de Pasto) con mayor número de estudiantes (77) que pueden hacerse a este crédito. Esto es algo positivo para nosotros, pero no “una sorpresa importante” como usted lo ha expresado. Es un hecho que demuestra, por un lado, la capacidad de responder eficientemente a uno de los requisitos indispensables (Pruebas Saber 11) para terminar la educación media en Colombia y, por otro, estos datos, al obtenerse del sistema de clasificación por puntos del SISBEN, lo que dejan claro es que en Nariño la cantidad de familias en condición de pobreza es bastante alta y la inversión social del Estado, como siempre, miserable. Ha pasado todo tan rápido que no fuimos conscientes del momento en que de 600.000 cupos universitarios para estudiantes pobres anunciados en la campaña de Santos, se pasará a 400.000 en su discurso de posesión y ahora anuncien, tan majestuosamente, apenas 10.000. Sin duda, son ustedes unos miserables y unos mentirosos.
Señora Parody, nunca en la historia actual de la educación en Colombia nos habíamos enfrentado a una campaña publicitaria tan agresiva. El gobierno de Santos acertó al elegirte portento de la tecnocracia neoliberal para dirigir el Ministerio de Educación Nacional. Nuevamente nos aclaras el panorama: La educación es uno de los mejores negocios en este país; sólo hacía falta un estudio de marketing y poner en movimiento un equipo de publicistas para que intentaran engañarnos ofreciéndonos créditos disfrazados de becas. Algunas/os conocidas/os me han insinuado que el producto no es tan perjudicial, que tiene sus cosas buenas, que debe pensarse en esto como una oportunidad, que en el fondo hay una sana intención de ayudar a las familias más pobres del país... ¡Qué bien hiciste el trabajo con ellos Parody! Pero con la mayoría no. Podría denunciarte por publicidad engañosa, pero no deseo arruinar la campaña que, al fin y al cabo, caerá por su propio peso. Lo que sí quiero es poner en cuestión ciertas estrategias engañosas, confusas y ocultas que acompañan este miserable programa del gobierno.
En primer lugar, debe aclararse que lo que ofrece el gobierno no son becas sino créditos condonables a través del ICETEX, es decir, créditos de estudio para educación superior que se “perdonan” si se cumplen los requisitos previamente establecidos a través de un contrato crediticio. Esta estrategia de otorgamiento de créditos se implementó desde hace varios años por el ICETEX, así que tampoco es una novedad; lo novedoso aquí son los millones de pesos del erario público gastados en publicidad para convencernos de que el gobierno optó por los más pobres.
En segundo lugar, es importante señalar las opciones reales que tienen estos estudiantes de acceder a la educación superior en el país. Mi amiga Silvana y mi amigo Andrés son estudiantes de una institución educativa rural en Pasto, desean estudiar Medicina o Diseño Gráfico e Ingeniería Electrónica o Ingeniería Mecánica, respectivamente; ellos accedieron a la posibilidad de uno de estos créditos pero no podrán elegir a voluntad la universidad en la que desean estudiar, pues el programa sólo incluye a las 33 Instituciones de Educación Superior acreditadas de alta calidad en Colombia para que pueden ingresar con dicho crédito. De esto derivan varias situaciones:
1) No pueden estudiar en las universidades de Pasto porque ninguna tienen acreditación de alta calidad. Así que deberán salir de la ciudad, con todo lo que esto implica.
2) De elegir instituciones como la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia o la Universidad del Cauca, tendrán que pasar el examen de admisión a dichas carreras, lo cual, ya es bastante complicado, porque el nivel de competencia para cualquiera de sus opciones es muy alto.
3) En caso de elegir otra de las universidades públicas de la lista, estarán nuevamente compitiendo con otros estudiantes favorecidos por el programa y con los estudiantes de años anteriores que desean ingresar, así que las opciones se reducen significativamente, porque los cupos son los mismos.
4) Como nuestro gobierno es benefactor indiscutible de lo privado y no de lo público, les queda la posibilidad de estudiar en una de las universidades privadas (que son la mayoría), las cuales no podrán acoger a los 10.000 estudiantes así todas/os hubiesen elegido 10 programas de estudio diferentes. De igual manera, deberán cumplir con los requisitos de ingreso.
5) Una vez admitidos, después de sortear cualquiera de los problemas anteriores y habiendo gastado mínimo unos 600.000 pesos entre exámenes de ingreso, inscripciones y viajes, deben solicitar el crédito y pensar en su sostenimiento. Evidentemente, el gobierno es “generoso” y también les va a prestar el dinero para que puedan sobrevivir en otra ciudad pagando arriendo, alimentación, transporte, material de estudio, etc. En principio se había pactado que el subsidio de manutención por fuera del núcleo familiar sería de 2 salarios mínimos por semestre, es decir, aproximadamente 205.000 pesos por mes; ahora, en la página del ICETEX aparecen 5 salarios mínimos por semestre, es decir, 516.000 pesos por mes. Cualquiera de las dos cifras es insuficiente para vivir dignamente en Cali, Bogotá o Medellín, pero bueno, como “son pobres” se acomodarán a las circunstancias. Y no olviden los gastos que ni siquiera hemos contemplado (compra de instrumental, uniformes, libros, viajes, dotación básica del cuarto donde van a vivir, etc.)
6) Una vez el ICETEX haya aprobado el crédito de estudio, recibirán por semestre entre 400 y 700 mil pesos si es para alguna universidad pública o entre 4 y 12 millones de pesos si es para alguna privada (de acuerdo a los programas elegidos y a la universidad donde ingresen); si a esto le sumamos el subsidio por manutención, la deuda por semestre rondará en promedio los 5.5 millones de pesos mínimo, más intereses. Esto multiplicado por 10 semestres será una deuda aproximada de casi 60 millones de pesos con los ajustes anuales, eso sí, estudiando en una universidad pública, porque para la tranquilidad de las familias no pongo la cifra en caso de estudiar medicina o ingeniería en la Universidad de los Andes.
7) Por lo anterior, Silvana y Andrés no se pueden arrepentir de su elección; no hay derecho a equivoco, a enmienda o a la deserción, esto pondría en riesgo el poco patrimonio que sus familias puedan tener. El requisito principal de condonación de la deuda (¡ojo! deuda) es que el estudiante termine el programa de estudios para el cual adquirió el crédito. Nada de cambiarse de carrera o “tirar la toalla” porque deberán pagar lo que les prestaron hasta ese momento y con intereses. Además, me aventuro a especular (porque estos datos no se conocen) que el sistema de condonación tendrá ciertas restricciones, es decir, para que les perdonen la deuda adquirida en un 100% no bastará con obtener el título. La “letra menuda” del contrato crediticio vendrá con otros requisitos porcentuales de condonación (por ejemplo: 0% en caso de perder una materia; 25% si el promedio de carrera es inferior a 4.0; 50% si…; etc.) que deberán leer con un abogado que entienda bien del tema. No se pude tomar una decisión apresurada, se debe estudiar el asunto con calma y con lupa, no es una decisión menor.
En tercer lugar, es un insulto de su parte, señora Parody, que utilice, para esta campaña publicitaria del gobierno, el eslogan: “Ser pilo en Colombia si paga”. Esta frase es egoísta, reductivista y excluyente. Le pregunto: ¿Qué es ser pilo para usted? ¿Acaso los que obtuvieron menores puntajes no son pilos? ¿No debería el gobierno preocuparse por aquellos estudiantes que, según esto, no alcanzan el desempeño deseado? Le recuerdo, ser pilo o “buen” estudiante no es sacar un “buen” puntaje en las Pruebas Saber 11, los documentos del ICFES sobre evaluación lo tienen claro, es simplemente un parámetro de medición, nada más. Por eso, incentivar al egoísmo en detrimento del bien colectivo y la defensa de la educación pública es insultarnos; reducir las capacidades cognitivas, psico-afectivas, ético-políticas y creativas de un estudiante a una prueba es un insulto mayor; excluir al resto de estudiantes de la posibilidad de acceder a la educación superior diciendo solapadamente que no son “pilos” es insultarnos más allá de nuestros límites de tolerancia.
Por esto y por otras cosas: ¡A la calle compañeras/os! Sumémonos al MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil) y salgamos a defender la educación superior gratuita, pública y de calidad.
Posdata para Silvana y Andrés.
Sé que fui pesimista y materialista, pero estamos hablando de créditos y había que hacer las cuentas. Eso sí, estoy seguro de que ustedes estudiarán con o sin crédito, porque desde que los conozco han demostrado, como muchos otros, que pueden con esto y más, eso no me preocupa. De todos modos, mi casa está abierta para ustedes si quieren estudiar en Pasto, sin créditos ni deudas ni intereses ni engaños… desde la sencillez y el cariño lo que pueda ofrecerles dignamente.