Todo fue muy confuso. Las versiones fueron muy confusas. Primero fueron las versiones contradictorias de sus compañeros. Unos decían que el viento se lo había llevado y estrellado por fuera de la carretera, a 55 km por hora, su equipo afirmó que iba 10 km más rápido y que el golpe se lo dio contra una pared. Dificil creer algo, difícil cuando no hay imágenes, difícil sobre todo después de que hayan tantos rumores, tantos señalamientos.
Por eso es que en Australia un medio acaba de sacar una curiosa teoría: que Chris Froome nunca se estrelló, que lo que busca es evadir a las autoridades que quieren imponerle un control antidoping. Una nueva burla teniendo en cuenta que en años anteriores ya había evadido a otros controles.
Ante la falta de evidencia lo que queda es el rumor y el rumor viene acompañado de un encubrimiento: la Unión Ciclista Internacional, golpeada después del escándalo de Lance Armstrong, habría decidido perdonarle todo al británico y sacarlo por la puerta de atrás, con discreción, inventándose un accidente. Al menos eso dice Ciclyng Tips. Vaya usted a saber.
Las noticias de Froome son preocupantes pero todas imprecisas. Dicen, por un lado, que se fracturó el férmur no sé en cuantas partes, que perdió litros de sangre, que no volverá al ciclismo porque se partió la cadera. La foto, además, que es la portada de esta nota, es contradictoria, no pareciera que hubiera sufrido una terrible conmoción. Se le ve sonriente, optimista. De pronto estos deportistas, a diferencia de los futbolistas, son de hierro y lo soportan todo. Pero lo cierto es que estamos cansados ya de los engaños en este deporte.
Si llega a salir positivo Froome tendría que devolverle dos tours de Francia que se ganó en franca lid Nairo Quintana, un campesino colombiano cuyo único doping es el de la aguapanela.