Los lugares pet friendly, las terapias con perros para tratar enfermedades y los eventos de adopción masiva de gatos nos permiten dilucidar que los animales de compañía cada vez están tomando mayor protagonismo entre las nuevas generaciones.
Si bien comúnmente se ha concebido que los animales y las mascotas únicamente tienen un lazo de asocio a través del cariño y acompañamiento de parte y parte, en la realidad se puede comprobar que hay otro tipo de vínculo negativo a través de las enfermedades que estos animales pueden transmitirle a los humanos con tan solo un mordisco o un rasguño.
La más común de todas es la rabia, que habitualmente se presenta por contacto directo con la saliva de animales infectados o a través de lameduras en piel lesionada.
Sabiendo la relación que se establece entre los humanos y las mascotas —especialmente con los niños— es de vital importancia entender en qué consiste esta enfermedad y cómo debe ser tratada en el caso que algún familiar se vea afectado.
¿Qué es la rabia?
La rabia es una enfermedad zoonótica viral que afecta tanto a los animales domésticos como a los salvajes. Esencialmente, la enfermedad ataca al sistema nervioso de los mamíferos, incluyendo a los humanos. Una vez que los síntomas clínicos se manifiestan, la rabia acaba siendo mortal, tanto para los animales como las personas.
¿Cuál es el impacto real de la rabia?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la rabia como una de las enfermedades infecciosas que más muertes causa. Alrededor de 160 personas mueren cada día a causa de esta enfermedad, o una persona cada 9 minutos, la mitad de los cuales son niños. La rabia es endémica en más de 150 países y afecta particularmente a las comunidades de bajos recursos económicos. Más del 95% de los casos se reportan en Asia y África. A pesar de todas estas cifras, es importante saber que la rabia es 100% prevenible mediante protocolos adecuados de vacunación y programas educativos para concientizar a la población.
¿Cómo se transmite la rabia?
El virus de la rabia se transmite entre animales, y entre animales y humanos, por contacto directo con la saliva de animales infectados, generalmente a través de mordeduras, arañazos y lameduras en piel lesionada y mucosas. Los perros son la fuente de infección más común, causando más del 95 % de las muertes en humanos.
Los animales de compañía, como perros y gatos, pueden contagiarse por contacto directo con animales rabiosos. Los humanos pueden contagiarse mediante contacto con animales rabiosos o mediante contacto con sus propios animales, en caso de que ellos hayan sufrido contagio.
En ambas vías de contagio, desde animales de compañía o animales salvajes, la vacunación es la mejor defensa contra esta enfermedad mortal.
¿Cuáles son los síntomas de la rabia?
La rabia acaba siendo mortal en casi todos los casos una vez que han aparecido los síntomas clínicos, tanto para humanos como para animales. El diagnóstico de la rabia basado únicamente en síntomas clínicos es difícil y en muchas oportunidades, poco confiable.
En los animales, los síntomas de la rabia más significativos son: cambios agudos e inexplicables de comportamiento y parálisis progresiva. Los animales también pueden mostrar signos de agitación, comportamiento agresivo y letargia o parálisis.
En los humanos, los primeros síntomas de la rabia pueden incluir dolores de cabeza, fiebre, ansiedad y hormigueo o sensibilidad afectada en la zona de mordedura. En la mayoría de los casos, se caracteriza por provocar dilatación de pupilas, sensibilidad inusual a la luz, al sonido y a los cambios de temperatura, así como también se pueden observar alucinaciones e hidrofobia, es decir sufrir espasmos al tocar e inclusive al ver agua.
Tanto en humanos como en animales, la rabia causa parálisis, coma y finalmente, la muerte.
¿Cómo se diagnostica la rabia?
La rabia se puede diagnosticar:
- Por la historia clínica de una persona que ha sido mordida o ha tenido contacto con un animal del que se sospecha que padece rabia
- Por la detección de síntomas muy tempranos de la rabia
Sin embargo, al igual que en los animales, el diagnóstico confirmatorio solo se puede realizar posmortem.
¿Qué debes hacer si sospechas que una persona o animal puede haber estado expuesto a la rabia?
En el caso de que exista sospecha de que una persona o un animal han estado en contacto con un animal infectado, es necesaria la intervención inmediata para prevenir la enfermedad.
El primer paso es el tratamiento local de la herida: debe lavarse y limpiarse de inmediato durante un mínimo de 15 minutos con agua y jabón o detergente. Luego aplicar sustancias que matan el virus de la rabia como alcohol/etanol. Se debe esperar para suturar la herida el mayor tiempo posible.
Se debe acudir al médico inmediatamente. El médico decidirá si corresponde aplicar medidas profilácticas posexposición o un tratamiento médico preventivo para evitar el desarrollo de la rabia en la persona.
El veterinario implementará el seguimiento médico correspondiente al animal rabioso.
¿Se puede prevenir la rabia?
La rabia es 100% prevenible mediante la vacunación y los programas educativos adecuados. Para prevenir la rabia es necesario:
- Reducción o eliminación de la infección en su fuente por medio de la vacunación en masa de las poblaciones que constituyen el reservorio de la rabia (perros y animales salvajes)
- Vacunación de animales domésticos que se encuentren en contacto con personas y el ganado en caso de alto riesgo de exposición.
- Prevención y tratamiento de las personas mediante vacunación y administración de inmunoglobulina antirrábica.
Es importante destacar el rol fundamental de los dueños de animales y los veterinarios en la lucha global contra la rabia asegurándose de que todos los animales estén vacunados.
¿Qué tan seria es la amenaza de la rabia hoy?
La Organización Mundial de la Salud estima que 59.000 personas mueren a causa de la rabia cada año, o 160 personas cada día. Y aproximadamente 15 millones de personas reciben tratamiento luego de haber sido expuestos a animales de los que se sospecha que padecen rabia.
La mayor amenaza de la rabia ocurre en las regiones más pobres del mundo: África y Asia, dónde no se ha implementado la vacunación masiva de perros domésticos y dónde el acceso a tratamientos posexposición es limitado. La rabia continúa siendo una enfermedad notablemente desatendida y con bajo índice de notificación en los países más afectados, principalmente porque en esas regiones el acceso a los servicios de salud tiende a estar restringido y la mayoría de las víctimas muere en el hogar.
En países más desarrollados, incluso en aquellos que se consideran libres de rabia, los movimientos de animales de otras regiones contribuyen a que la rabia continúe siendo una amenaza constante. La Alianza Global para el Control de la Rabia además estima el enorme costo económico global que alcanza los 8.600 millones de dólares por año. La vasta mayoría de este costo recae sobre África (36,4 %) y Asia (59,6 %). Lo que origina estos costos es:
- Muerte prematura, que causa pérdida de productividad (55 %)
- Tratamiento posexposición (20 %)