Probablemente algo han escuchado, visto o leído sobre una iniciativa que dice llamarse el Pacto Histórico (y si no han escuchado, esta es la oportunidad para tomar un aperitivo sobre el pacto). Algunos/as políticos y sectores sociales han venido promoviendo este proyecto. ¿Pero qué es? A través de estas modestas líneas intentaré acercarme a la respuesta o, más bien acercarle el Pacto Histórico (siendo pretencioso) a la gente del común, a las mayorías que hoy en Colombia estamos con la inquietud permanente sobre el futuro tremendamente incierto de nuestras vidas. A todas aquellas personas que no dejamos de soñar con un país justo, tranquilo; en el que se pueda vivir dignamente, en el que se pueda trabajar sin sometimientos, estudiar sin endeudarse para toda la vida, tener salud preventiva sin temor a que nos dejen morir en la puerta de un hospital, disfrutar de la libertad sin temer que una bala nos apague la vida de repente.
A todas las gentes que anhelan y fantasean cada amanecer con estas posibilidades de una vida feliz es que quiero contarles del pacto, de las posibilidades de cambio de época que se proponen allí. Porque este es mi primer punto con respecto al Pacto Histórico y, es que este es un pacto con la gente del común. No es un pacto entre políticos por lo alto “en las grandes esferas del poder”. No, este es un pacto con el pueblo, con el gentío, con las pobrerías, con el campesinado que han arruinado, con las juventudes desesperanzadas, con las mujeres rebeldes, y madres solteras cabeza de familia que sobreviven con la adversidad a cuestas, con las comunidades étnicas olvidadas, con la clase media que pareciera que ya va camino a la quiebra (percibo un sentimiento generalizado de decepción en esta clase). Entonces, el pacto es una alternativa para comenzar una transformación política y social en nuestro país. De cambio de todas esas condiciones de vida injusta a la que nos han sometido los gobiernos canallas y su Congreso en los últimos 60 años.
¿Cómo se proponen hacer estos cambios? Se está buscando consolidar una estrategia política y electoral de concientización, pedagogía y participación activa de toda la sociedad, de la ciudadanía en todos los lugares del país. Esto con el objetivo de proponer una agenda de gobierno y de reformas a través del Congreso de la República centradas en la justicia social. Pero ya sabemos que el congreso está lleno de peritas en dulce. De tal modo, necesitamos renovar el congreso y sacar de allá a esas “peritas vinagres”. Así las cosas la renovación del Congreso implica elegir personas (candidatos/as) comprometidos con la política de la decencia, del vivir en equilibrio con la naturaleza y privilegiar la vida por encima de cualquier cosa, de las reformas sensibles para cerrar las brechas de desigualdad social e injusticia en nuestro país. Para lograr esas reformas el Pacto Histórico tiene el objetivo de elegir en listas únicas, consolidadas y, con una propuesta unificada de cambio y sin mezquindades a 55 senadores/as y 86 representantes a la Cámara. Con estos números en el Congreso podemos comenzar a hacer las leyes para el pueblo.
La otra cuestión es que el pacto requiere la unidad de todos/as, de todo el pueblo. Si no nos unimos ahora corremos un riesgo altísimo de vivir sometidos ante esa manada de pícaros (Politiqueros, banqueros egoístas y sus amigotes que se apropian de los bienes públicos) por otros 60 años. La unidad está fundamentada en la defensa de la Vida, del vivir en paz, de la democracia, de la justicia, de la decencia política y de la relación equilibrada con la naturaleza. Esos son los principios de unidad del Pacto Histórico. Por eso el pacto es con vos; con el/la joven desempleado y endeudado con sus estudios, con la mujer maltratada por años en esta sociedad machista, con la madre soltera que lo entrega todo con la esperanza de ver a sus hijos/as mejor que ella, con el campesino/a empobrecido que pierde su cosecha, con el comerciante o emprendedor que perdió su negocio sin recibir ayuda del Estado, con el vendedor ambulante perseguido por la policía, con las comunidades negras olvidadas muriendo de enfermedades curables por falta de atención médica, con los/as indígenas que mueren de hambre y sed en la Guajira, con usted amigo/a uribista que se siente decepcionado y empobrecido, y con todas las demás personas que se sienten marginadas e impotentes ante tanta injusticia social. Es decir, el pacto es de todos/as.
Ahora todos nosotros/as tenemos el deber moral de trabajar por el triunfo y continuidad del Pacto Histórico. Aclarando que las elecciones para presidencia y Congreso del año 2022 son solo un primer paso en la consolidación del Pacto Histórico, este tiene que continuar por muchos años más como proceso de mediano y largo plazo en la búsqueda por el cambio de un país más justo. Este camino de transformaciones es posible en la medida en que todos/as nos volvamos protagonistas en este proceso. Nos comprometemos a aportar desde nuestras capacidades en la realización, victoria electoral y continuidad del pacto. No basta solo con tu voto, necesitamos hablar, hacer pedagogía e invitar a nuestros amigos/as familiares y vecinos a trabajar y creer en el pacto.
Vendrán muchas tareas por desarrollar. Podemos participar en los comités del Pacto Histórico que se conformarán y que se están conformando actualmente en las ciudades, municipios, comunas, barrios, veredas, localidades y demás. Todos/as juntos somos el pacto por el cambio de país. ¿Qué vas a hacer tú por el pacto? No perdamos de vista este proceso. Ya se viene la oportunidad de vivir una nueva época de dignidad en nuestra Colombia. Tenemos una tarea muy grande y nos enfrentamos a unos contrincantes poderosos e inescrupulosos. Solo la unidad en defensa de la vida podrá salvarnos #VamosporelPactoHistórico.