Que les guste Petro o no me tiene sin cuidado, pero que el argumento sea que nos volveremos Venezuela es lo que me rompe.
¿Por qué? Pues porque siento que la educación, asunto al que me dedico por profesión y por convicción, ha fallado de un modo vil, puesto que no aporta a asuntos esenciales, como el desarrollo de pensamiento crítico, que implica, entre otras cosas: analizar causas y consecuencias; establecer relaciones entre los hechos; tener discernimiento frente a la información ofrecida; ir a fuentes y verificar su veracidad; poder determinar los intereses o las filiaciones que tienen las fuentes que nos proveen “ciertas” informaciones; poder separar las razones de las emociones, de las vísceras; trascender el pensamiento mágico-religioso (macondiano) y especialmente, no creer todo lo que dicen los algunos medios convencionales, ni mucho menos las iglesias.
También frente a tal despropósito razono y me pregunto varias cosas:
1. ¿El sistema capitalista poderoso con sus representantes (los Sarmiento, los Ardila, los Santos, los Santo Domingo, el Sindicato Antioqueño) permitirá que cambien nuestro modelo económico?
2. Modelo económico, modelo político, política económica son cosas diferentes (información básica de Ciencias Sociales en el bachillerato ¡Par favar, indagar! ¡Ammm, verdad! La mayoría no ha tenido un buen bachillerato).
3. ¿El problema son los subsidios? Si bien es cierto que no se debe promover una cultura de asistencialismo (que bien enraizada dejaron Pastrana, Uribe, Vargas, Santos), considero que la verdadera apuesta de una democracia es garantizar derechos básicos como educación, trabajo digno, salud, que como es evidente se nos han venido vulnerado de modo sistemático. Por favor, ciudadanos, compatriotas, liberemos esta palabra de los malsanos que la tienen secuestrada; que no nos convenzan y sigamos permitiendo la vejación de nuestros derechos con invenciones que, aunque parecieran inverosímiles, tienen unos efectos simbólicos devastadores (que no, que eso no es comunismo). Lo que tenemos es un simple deseo de mayor equidad y bienestar social.
Aquellos que sufrimos tanto para estudiar en una universidad privada, ¿se imaginan cómo habría sido si hubiésemos tenido más ayuda del Estado?, ¿seríamos vagos sin vergüenzas, mediocres, parásitos o tendríamos mejor calidad de vida?, ¿qué pasaría si la vida no se nos fuera pagando el Icetex? Tal vez la señora Clara Inés, mi estimada madre no habría tenido que fritar tantas empanadas en la vida y con ello gastar su juventud y salud para educarme... ¡Que de todos modos gracias!, pero en un Estado que cuida sus gentes, les ofrece posibilidades de desarrollo y en donde no se roban la plata, todos tenemos más posibilidades de surgir, de no arrancar unos metros atrás de la línea de inicio de la carrera, sino empezar al menos en el mismo lugar, y de acuerdo a desempeño salir adelante en la vida. No obstante, hay gentes que ni siquiera pueden soñar con un préstamo de Icetex o contar con el apoyo de una mamá con una voluntad férrea que estuvo convencida siempre que la educación era el camino, aunque tuviera que partirse el lomo para que lo lográramos. No, hay gentes que están condenadas incluso antes de nacer.
4. Conmino a las personas que en su ligereza nos encadenan a un futuro tan negro a que respondan a las preguntas: ¿qué es expropiación y qué implica?, ¿en Colombia quiénes han expropiado, con qué fines?, ¿qué es latifundio?, ¿qué es latifundio improductivo?, ¿qué relación tienen los grandes latifundistas, algunos hacendados del Valle, Córdoba y resto de Caribe con la financiación de grupos “paracos”?, ¿cómo el tema de revisión de la tenencia de tierras y la nueva ley de tierras afecta los negocios de estas personas? En este mismo sentido, ¿qué relación tienen los desfalcadores del Agroingreso seguro con la financiación de ciertas campañas presidenciales de pasado y del presente?
También les reto a atender estas preguntas sin hablar de Venezuela, ni de Chavez, ni de especulaciones sobre el futuro que aún no han tenido lugar, sino de hechos concretos. Se vale indagar revistas especializadas, datos del Dane, informes estadísticos, de rendición de cuentas, entre otros, no solo declaraciones de un fulano de tal... Ah, una cosita más, les pido no entrar en descalificaciones personales, es decir, no entrar en las falacias ad hominem, tan bien usadas por cierto hombrecillo de raíces antioqueñas.
Bueno, esto tal vez puede tomar tiempo, del que a lo mejor algunos no dispongan, pues ahora mismo están transmitiendo Las muñecas de la Mafia, algún evento deportivo que nos hace sacar “pecho colombiano” o algún reality que nos hace soñar y nos entretiene.
Sin embargo, pienso que tal vez saber estas cosas nos permita entender por qué un candidato como Petro o incluso De la Calle no les conviene a estos grupos económicos que son dueños de las EPS, de los bancos, de los almacenes de cadena, de los medios de comunicación, de las empresas de bebidas, de los concesionarios y de medio país...
¿Será porque nos "llevarán" a ser Venezuela o será porque un gobierno que haga control político sobre estos asuntos no les conviene? Es necesario pensar en una redistribución de los ingresos, hasta un capitalista como Maurice Armitage, alcalde de Cali, lo reconoce y eso no implica ser comunista, eso implica tener un sentido de humanidad y apelar al cumplimiento de unos derechos, como lo mencionaba, apenas básicos.
5. De otra parte, pienso y me pregunto en qué nos diferenciamos de la hoy apabullada Venezuela, dado que aquí hay violación sistemática de los derechos humanos; desplazamiento interno; migración masiva al exterior; monopolio de ciertos sectores (transporte aéreo, telecomunicaciones, banca, medios, y un largo etcétera); extracción de carbón y petróleo, siendo fuentes importantes de financiación de la economía; irrespeto a los poderes Estado (todo un contubernio rampante entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial); ejecuciones extraoficiales y muertes por desnutrición. Además, el salario mínimo de Colombia es de los peores de Latinoamérica; no hay educación gratuita ni salud de calidad (el paseo de la muerte es una práctica habitual); no tenemos sistemas de transporte público decentes y menos a la altura de las demandas que plantea el mundo y de las necesidades de una ciudad como Bogotá, por ejemplo, aunque ciertos funestos personajes aseveren que acá lo que contamina “es el polvo y no el Volvo”; hemos tenido muchos presidentes tiranos, ineptos, imbéciles, morrongos, corruptos; y según PNUD Colombia es entre 129, el tercer país más desigual del mundo.
Lo anterior, sin olvidar que hay rankings de corrupción vergonzantes, en donde muchos de los ahora candidatos y de los electos congresistas están súper implicados, para la muestra tristes botones: Odebrecht, Reficar, Inverbolsa, SaludCoop, los carruseles de la contratación, las mafias y cárteles del pañal, de la hemofilia, de la toga, de los testigos, de las interceptaciones y seguimientos ilegales, de la compra de elecciones y de “reelecciones”, de la mermelada del legislativo, de las notarías y un largo y triste etcétera.
Pero bueno, lo importante es que podemos viajar a la finca, también que podemos comprar en los supermercados, “que gracias a un Dios”, siempre están muy bien abastecidos, especialmente de muchos productos importados, y que esto va in crescendo, pues también nuestros gobiernos anteriores en actos de bondad y apertura les han abierto las piernas a tratados de libre comercio “muy interesantes”.
También es muy importante que el libre comercio (contrabando) se establezca de manera floreciente, especialmente en ciertas fronteras, y que sobre todo, el emprendimiento colombiano no tiene límites, pues seguimos exportando mercancía ilegal muy deseada y de primera calidad a ciertas latitudes.
Bueno y que podemos viajar a la finca, aunque esto ya lo dije.