Mientras el gobierno de Colombia, en cabeza del hoy Senador Uribe, firmaba los acuerdos de Santafé de Ralito y la cúpula del paramilitarismo disfrutaba de cantidades de whisky, sucedían hechos aberrantes que sacudían al país; se discutía la Ley de Alternatividad Penal, que después fue cambiada por la Ley de Justicia y Paz.
Báez, Isaza y Mancuso llegaban al recinto del Congreso, con la presencia de sus 35% de congresistas y unos más afines al gobierno, entraban arrogantes como oradores con pintas de congresistas a anunciar su voluntad de refundar la patria y haber salvado a Colombia de ser una segunda Cuba. La cuna de las leyes fue testigo del discurso altisonante de Mancuso hablando de libertad, del "paraíso entre los andes y el mar. Señoras y señores, Dios bendiga a Colombia".
Mientras el país de la seguridad democrática mostraba un mundo idílico en los medios de comunicación y en las cámaras institucionales de los consejos comunales de gobierno, el país rural sufría las intimidaciones y violaciones a los derechos humanos y exterminio físico de comunidades rurales y barrios marginales (operación Orión). Entre tanto terror ocurrió la masacre de Bahía Portete, bajo el mando de 'Jorge 40', un hecho que no debe ser borrado jamás de la memoria colectiva de los wayuu.
“Algunas víctimas de las masacres de El Limón, Bahía Portete y la Sierra Nevada, dijeron a Hacemos Memoria que es una afrenta del Gobierno designar al hijo de un excomandante paramilitar como coordinador del grupo para la política de víctimas del Ministerio del Interior”, informa el portal Notiwayuu. El mismo medio se menciona la muerte de cerca de mil personas, perpetradas por un ejército de tres mil combatientes al mando de ‘Jorge 40’, entre 1996 y 2006. Los muertos en silencio claman por la verdad, por la purificación de Woumain, por retomar el camino a Jepirra.
Aunque es cierto que “los delitos de sangre no existen”, no deja de ser una afrenta para la memoria de las víctimas y el dolor de sus familiares, que sea el hijo de uno de los determinadores de masacres y violaciones, quien esté al frente de la coordinación de víctimas del Mininterior. El nombramiento del hijo de 'Jorge 40' es un acto más de provocación del gobierno del Presidente Duque, de su autoritarismo disfrazado con la jovialidad de un muchacho que a leguas se nota que no tiene mando.
Las fotos de ‘Yoyo’ con doña Lina Moreno de Uribe, los rumores de que es ahijado de Alicia Arango, la Ministra de Interior que ya ratificó su voluntad de no retirar el nombramiento, son las credenciales de un nuevo funcionario encargado de los asuntos de las víctimas, donde posiblemente lleguen víctimas de ‘Jorge 40’. Ya lo dijimos, este es un gobierno arrogante, provocador y poco considerado con las víctimas.
Exclusivo de @notiwayuu